Opinión

Economía al refugio

Parece que existe un consenso generalizado en determinar que la economía sumergida mostró una tendencia creciente en la década de los 80 y primera mitad de los 90, en paralelo a la necesaria convergencia de la presión fiscal hacia el entorno europeo. A partir de ahí, las estimaciones son más divergentes y su precisión y fiabilidad hay que tomarlas con enorme cautela, dadas la múltiples y complejas metodologías utilizadas para su estimación. No obstante, para muchos analistas la economía sumergida en España se sitúa por encima de la media de la OCDE y de la UE, suponiendo una pérdida de la recaudación en torno al 20%, situándose Galicia en el tramo más elevado, por detrás de Canarias y Andalucía. A partir de aquí, se pueden establecer todas las premisas, consideraciones y propuestas tendentes abordar, combatir, o aflorar la economía no oficialmente contabilizada.

Para el economista Friedrich Schneider que es, según muchos, el académico más influyente del mundo a la hora de estudiar el peso de la economía sumergida en las economías, la actividad en la sombra es directamente proporcional a los costes fiscales y regulatorios que se enfrentan las empresas y los trabajadores, de manera que habrá más movimientos "en B" conforme sea más elevado el coste de operar dentro de la ley. Su solución pasaría por “aprobar políticas que tengan en cuenta los incentivos a los que se enfrentan los agentes económicos, de manera que el trabajo en la economía formal sea más atractivo”.

En otra órbita, Pablo Iglesias, educado en el entorno de las juventudes comunistas, con fuertes vinculaciones a la política económica bolivariana y vicepresidente del ejecutivo que pretende gobernar el destino de más de 46 millones de españoles, el voraz capitalismo es el que impulsa a los empresarios a trasladar sus actividades a la economía sumergida para maximizar sus ganancias defraudando al fisco. Obvia mencionar que las economías del mundo con menor fraude fiscal son los Estados Unidos, Suiza, Nueva Zelanda o Luxemburgo, o que la Comunidad de Madrid es la que menos fraude fiscal presenta. Por lo tanto ¿no estará equivocado Iglesias al pensar que es el capitalismo más depravado y los ricos más codiciosos el que busca refugio en la economía sumergida?, ¿no será, más bien, el cobijo al que se ve empujada la gente más humilde para poder sobrevivir y escapar del insoportable rodillo regulatorio y tributario al que el Estado somete a la clase media?

Si alguna vez hubiera levantado su trasero de los endogámicos departamentos y cátedras de los que está plagada nuestra universidad pública y hubiera contribuido a crear un solo puesto de trabajo, se daría cuenta de que una cantidad ingente de actividades profesionales serían inviables si tuvieran que cumplir a rajatabla con toda la regulación que los burócratas intentan imponer. La cuestión no es que exista, o no, voluntad política para resolver el problema sino la de que exista voluntad política para ofrecer un marco de relaciones laborales y mercantiles en el que no compense situarse en la economía sumergida.

Te puede interesar