Opinión

"Chindogu" parental

El ingenio japonés es infinito para inventar aparatos que son aparentemente útiles, pero demasiado absurdos para utilizarlos de forma cotidiana. Es el arte del “Chindogu”, que podría traducirse con algo así como “herramienta inusual”. Debe haber también no pocas mentes que se afanan en encontrar nombres imposibles para referirse a conceptos bien sencillos. El PIN parental impulsado por VOX es un buen ejemplo de ello, ya que con ese exótico nombre no se esconde otra cosa que reclamar que deba existir autorización expresa de los padres para que sus hijos asistan a “cualquier, charla, taller o actividad que afecte a cuestiones morales socialmente controvertidas que puedan resultar intrusivas para la conciencia y la intimidad” de los hijos.

El sistema español de enseñanza pública impide que los padres puedan decidir sobre la materia curricular que reciben nuestros hijos; y habrá que aceptarlo, a pesar de lo que algunos pensamos sobre el particular. Sin embargo, los padres y alumnos sí que pueden decidir sobre la asignatura de Religión ya que, aunque la asignatura es de oferta obligatoria para todos los centros, su asistencia resulta voluntaria, es decir, tan solo la cursa el que así lo desee. Por lo tanto, podría considerarse que existe ya una subespecie de PIN parental para acceder a esta materia, como así ocurre también con el conocimiento y autorización previos que deben mediar para cualquier otra actividad que los alumnos desarrollen fuera del ámbito curricular, como las visitas o las excursiones.

Para los de VOX, el acuerdo de investidura que contempla que la Religión mantenga su estatus pero que pierda, por primera vez, su alternativa, es decir, que el alumno que no la quiera cursar se vaya al recreo, supone su desaparición de facto en los centros educativos y su sustitución por una “educación afectivo-sexual”, que no será otra cosa que resignarse ante el “adoctrinamiento en ideología de género que sufren nuestros menores en los centros educativos, en contra de la voluntad y los principios morales de los padres”. Que en la propuesta de VOX pueda subyacer un intento de impedir que “la ideología de género siga propagándose impunemente entre los menores” no debe ser una traba para que los padres dejemos de tener la libertad para decidir en los pocos resortes de disposición que permite el sistema educativo. 

El artículo 27.3 de la Constitución Española dice: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. Por tanto, si podemos elegir sobre la asignatura de Religión, no tiene ningún sentido de que no podamos decidir sobre cualquier otra formación ética o moral, porque ningún profesor, político o burócrata tiene mejor autoridad y criterio que los padres en esta materia; y menos, por cierto, por lo que pueda intentar colarnos la nueva directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno, nombrada por la ministra Irene Montero, que instaba a penetrar analmente a los hombres para alcanzar la igualdad de género.

Te puede interesar