Opinión

Autónomos en la diana

Según el CIS (recelos aparte) las familias que en España manifiestan poder ahorrar bastante dinero cada mes, no llega al 5%. Por lo tanto, ha de entenderse que el 95% de los hogares ha de enfrentarse necesariamente con la ingrata tarea de gestionar la economía doméstica para intentar llegar vivos a fin de mes. Atentos a esta realidad, los operadores comerciales y economías colaborativas invitan a diario con sus ofertas a conseguir tal objetivo, con la idea conceptual de  “pague usted menos y reciba más”, una fórmula que debería ser universalmente seductora tanto para quienes tengan la capacidad de ahorro como para los que no la tengan.

En la situación descrita, parece obvio que un mensaje en sentido opuesto, “pague usted más y reciba menos”, debería ser universalmente maldecido y rechazado por cualquiera, se encontrase en la situación que fuera. Pues es precisamente esta la situación que va a derivarse de dos realidades totalmente objetivas. En primer lugar, está confirmado que los cotizantes que vayan a jubilarse a partir de 2030 recibirán pensiones inferiores a las actuales, pagando lo mismo; en segundo lugar, la insistencia con la que Pedro Sánchez persigue al trabajador autónomo que libremente opta por pagar la  la base mínima, para que cotice por bases superiores sin recibir mayores prestaciones, más bien menores. “Pagar más y recibir menos”, un aforismo ante el que todos nos rebelaríamos en el ámbito privado, pero ante el que tenemos que callar cuando el expolio proviene de las insaciables entrañas del fisco. 

Pero hay mucho agujero que tapar y la cosa no acaba ahí. Hacienda estrecha cada día más el cerco a los autónomos y empiezan a circular comunicados por los buzones de los trabajadores por cuenta propia refiriéndose a que ya se están revisando sus cuentas corrientes. En cualquier momento, la Agencia Tributaria podrá solicitar justificación de cuantos ingresos estime oportuno, con la premisa de que  “podría inferirse que el origen de tales entradas dinerarias no puede ser otro que dicha actividad económica, y que, por lo tanto, se trata de ingresos de explotación no declarados”. 

Por lo tanto, junto con las obligaciones formales, también habrá que guardar la correspondiente documentación que acredite cada uno de los movimientos bancarios, aunque no estén vinculados con la actividad profesional y sean personales; y serán bien difíciles de demostrar cuando provengan de un regalo de Navidad o una boda, de un préstamo de algún conocido, de un ingreso que haya realizado el cónyuge o de unas transferencias recibidas para organizar un viaje en grupo.
No estáis solos. Ante la diana, me refiero.

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