Ya lo dijo el fallecido actor Antonio Gamero: “Como fuera de casa no se está en ningún sitio”, pero el covid-19 ha condenado a muchos empleados a no salir de ella y tener que teletrabajar todos los días hasta que la pandemia remita y poder volver a sus puestos de trabajo habituales al menos ocho horas al día, más las que lleve el transporte, el after hours y lo que se tercie. Los japoneses siempre tan atentos a las necesidades sociales, después de que algunas compañías aéreas del país se sumaran a la moda de los vuelos a ninguna parte para quitarse las ansias de viajar, con las consiguientes críticas de los ecologistas por el despilfarro, han puesto en marcha los trenes estáticos que no salen de la estación pero que sirven de oficinas para teletrabajar por el módico precio de poco más de tres euros la hora, y permiten salir del agobio de la casa, porque como fuera de ella no se está en ningún sitio. Aunque haya que aguantar a los jefes y a algunos compañeros.
