El fin del confinamiento en China ha provocado un aumento de las peticiones de divorcio en los registrso civiles. Cuando las cosas van mal, como dice Murphy, seguirán mal o incluso peor, de tal forma que los días largos de inactividad se hacen más largos para las actividades cotidianas menos para las que tienen lugar en la cabeza que tiene otro ritmo de funcionar. El amor y el envés de la misma moneda, el desamor, incluso el canto de la indiferencia, se acentúa en situación de confinamiento. Como en China, el levantamiento de la cuarentena dejará ver el paisaje después de la batalla, los damnificados que se han quedado por el camino, no los que pierdan el trabajo, los ingresos -no hablemos de los fallecidos y sus familiares que quedarán con un hueco en el centro del pecho-, sino quienes han perdido las previsiones de futuro. Volverá la normalidad y para muchos será el momento de visitar al abogado matrimonialista tras un largo periodo de penar y pensar. Llegará el momento de dar el paso de decisión. Otros visitarán el registro civil para certificar momentos felices, el matrimonio o el nacimiento. Mejor así.
