Rusia no se ha conformado con una nota verbal, el procedimiento habitual para hacer llegar a un país a través de su embajador el malestar por cualquier asunto, sino que ha llamado a capítulo al embajador español en Moscú, por una declaraciones que ha considerado inapropiadas del ministro de Exteriores en funciones, Josep Borrell, demostrando que el gobierno de Vladimir Putin tiene la piel muy fina a pesar de tener una cara más dura que un elefante.
Josep Borrell dijo que “Nuestro viejo enemigo Rusia vuelve a decir aquí estoy yo, y vuelve a ser una amenaza, y China aparece como un rival”. ¿Acaso no lo es, cuando se dedica a debilitar a la Unión Europea, no respeta la fronteras de los países cuando se trata de anexionarse una parte que considera suya sin serlo, cuando ha tratado de desvirtuar los procesos democráticos en muchos países? Rusia ha sobreactuado, dicen en Exteriores con razón. Da igual. La Rusia de Putin en este momento no es de fiar.
