Con una cierta ligereza y a veces con frivolidad se suele contar entre los intelectuales abajo firmantes a actores, y músicos. Su trabajo con material artístico y literario les hace estar cerca del trabajo intelectual, y con sus reflexiones pretenden influir o cambiar la sociedad o algunos aspectos de ella denunciando las injusticias. Como personas de un cierto prestigio social debieran hacer coincidentes sus palabras y sus actos. Por eso la aparición de artistas que han firmado tantos y tantos manifiestos en la lista de morosos de Hacienda hace un flaco favor al resto de artistas e intelectuales, que tienen voluntad de influir en la sociedad y acabar con sus desmanes. Que otro artista abajo firmante, sea repudiado por su partido por el supuesto maltrato que ha inferido a sus subordinados y que acabe amarrado al sillón es otro ejemplo de cómo algunos devalúan el papel que ellos mismos han asumido, pasando de nuevo de intelectuales a cómicos.
