Opinión

Guerra y paz

Los odios africanos se desatan en el seno de las familias, padres contra hijos, hijos contra padres, hermanos contra hermanos, en el momento en el que desapareen los padres y aparece el dinero de las herencias por medio. El culebrón de la familia Pantoja-Rivera es de los que hacen época y de los que causan vergüenza ajena. Hasta el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida ha intentado mediar y recomendar que madre e hijo se apañen. Es la guerra en la que interviene también otros contendientes. Pero la paz también es posible en las guerras familiares como demuestran los hijos de la duquesa de Alba que parecen haber firmado un armisticio después de que uno de ellos, Cayetano pusiera en cuestión a su hermano heredero del título, ahora que están a punto de cumplirse los seis años de la muerte de la duquesa. Unos se enredan y otros se reconcilian. Ninguno parece entender que los trapos sucios han de lavarse en casa y no dar tres cuartos al pregonero. A no ser que el dinero o la ira, o ambas cosas, nublen la vista.

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