Opinión

Dique seco

El “Aquarius”, el barco que sirvió a Pedro Sánchez para dar uno de los primeros golpes de efecto de su mandato, aunque luego lo compensó con otros golpes de verdad a la política de inmigración,  se ha quedado en el dique seco. Las oenegés SOS Mediterranée y Médicos Sin Fronteras no han podido superar la presiones y dejarán al barco con sus estachas encapilladas en un noray después de que le retiraran la banderas de conveniencia bajo la que navegaban, por lo que tendrán que buscar un nuevo barco que se dedique a salvar vidas en el Mediterráneo, cerca de las costas de Libia, donde ya se ha perdido la cuenta de las muertes de migrantes. El barco ‘Aita Mari’ fletado por  la ONG vasca Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) y la andaluza ProemAid, la de los bomberos de Lesbos, por fin ha recibido la documentación para poder hacerse a la mar pero aún sigue amarrado en puerto. En esta lucha de largo aliento es preciso que ganen los buenos: los que salvan vidas. 

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