Si se tiene un dilema de esos gordos lo mejor es no pedir consejo a ChatGPT, la aplicación de inteligencia artificial más de moda porque es una bienqueda y no va a ofrecer una respuesta que no sea políticamente correcta y a sesrt posible equidistante entre las dos posibilidades. Por ejemplo si a ChatGPT se le pregunta si la tortilla de patata debe llevar o no cebolla, su respuesta es que depende de los gustos del cocinero, aunque reconoce que el plato tradicional si lleva cebolla. Ante cualquier pregunta ChatGPT siempre añade como colofón otra evidencia, que en el caso de la tortilla de patata es que se trata de “es una deliciosa opción para disfrutar en cualquier momento del día". O sea que consultar a la Inteligencia Artificial no sirve de nada, y que cada uno se coma la tortilla como más le guste, porque en este asunto los odios son africanos. La AI es tan ecuánime que sus respuestas no sirven ni como diversión y en muchas ocasiones, además, van acompañadas de moralina.
