Opinión

Banderas

A lo largo de la negociación del gobierno María Chivite ha recibido todo tipo de lindezas porque dos abstenciones de los representantes de EH Bildu han permitido su nombramiento. Sin embargo, su primera decisión como presidenta de la Comunidad Foral de Navarra ha sido la recuperación de las banderas oficiales, la de España, la de Navarra y la de la Unión Europea -que su predecesora, Uxue Barkos había enviado al desván-, en su despacho oficial y en el Salón del Trono en el que han asumido sus cargos los trece consejeros de su gobierno en el que los socialistas tendrán las carteras más relevantes, incluida la de Educación, y los de Geroa Bai, la marca del PNV en Navarra, no consta que hayan tenido que ser atendidos por la presencia normal de lo que es legal.
En efecto, la 'traidora' María Chivite que se iba a entregar en brazos de EH Bildu lo primero que ha hecho ha sido cumplir la ley de símbolos. Si en su toma de posesión se dijo que Chivite había hecho guiños al nacionalismo vasco -fue recibida con un aurresku en lugar de con una jota navarra- apenas ha tardado 24 horas en restablecer una legalidad nacional olvidada.

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