Existen migraciones humanas movidas por la necesidad. Salir de la pobreza, huir de una guerra, alejarse de un cambio climático que cercena las posibilidades de seguir desarrollando la vida habitual, el retorno de emigrantes en masa a sus países de origen. Y hay otras que derivan del lujo y del bienestar, como las avalanchas de fans que se desplazan hacia la capital en la que se celebre el festival de Eurovisión o como se ha vivido recientemente en Madrid, la de los seguidores de los equipos que juegan la final de la Champions League. Es la diferencia entre ser rico y ser pobres. Los ricos se han dejado en la capital de España decenas de millones de euros en alojamiento, comida y sobre todo bebida. Los ‘hooligans han pagado precios desorbitados por dormir en Madrid con consentimiento legal y dos de ellos pagaron 30 euros por dos cervezas en un céntrico establecimiento de manera ilegal.
