Opinión

Gallegos en el Museo del Prado

El museo más importante del mundo en pintura europea se llama Museo Nacional del Prado. Nacional porque fueron los reyes españoles los que dejaron reflejados sus gustos, sus alianzas y sus enemistades políticas y, claro está, porque representa bienes españoles. Lo del Prado es por estar construido en terrenos del antiguo campo de los Jerónimos. Doscientos años, que son los que cumple, dan para mucho y su galería central es un  caminar  por el pasadizo del pueblo español. Vidas como esta son savia que aportan plenitud a la Marca España.
Galicia tiene representación en el Prado con el trabajo de diecinueve artistas nacidos bajo el cielo de Rosalía. La mayoría de ellos son coruñeses y reflejan el siglo diecinueve. Lugo con el escultor sarriano Gregorio Fernández tiene  identidad en el siglo dieciséis, y en el siglo diecisiete es el orensano Antonio Puga  quien pone su firma como el primer artista gallego notable.
El coruñés Gregorio Ferro, que llegó a ser nombrado pintor de cámara de Carlos IV  destaca con temática religiosa; pues él junto al primer escultor del rey Fernando VI, el también coruñés Felipe de Castro; y el lucense José Rodríguez Díaz  inyectan la sangre gallega que corre artísticamente durante el siglo dieciocho. Pero en el Prado Galicia es, sobre todo, escaparate de hace dos siglos con Fernando Álvarez de Sotomayor; Juan José Cancela del Río; Jenaro Carrero; Antonio Caula y Concejo; Francisco Llorens Díaz; Víctor Morelli Sánchez–Gil; Román Navarro García de Vinuesa; Genaro Pérez Villaamil y Duguet; Benito Porto; Alfredo Souto y Joaquín Vaamonde Cornide. Ellos y su buen hacer sirven para  resaltar con orgullo  la onomástica bicentenaria del prestigioso e internacional Museo Nacional del Prado.
Embajadas, consulados, comunidades autónomas, instituciones, palacios y monasterios son también Museo del Prado con préstamos que hacen más ligera la ubicación de sus 35 mil obras.
Y no sólo de pinturas y esculturas vive ésta efemérides porque tan engalanado escenario es, y ha sido, requerido en el cine como uno de los mejores platós, tanto nacionales como internacionales. Un foco de ejemplo donde la luz  y las muchas escenas filmadas en sus paredes hacen espectáculo colectivo empaquetando con esplendor. ¨El rey pasmado¨ de Imanol Uribe  es representativa referencia, y no por ser adaptación de la novela de Gonzalo Torrente Ballester. Basada en la figura de Felipe IV, del que la historia destaca su infrenable lujuria, es una divertida recreación de la vida de la antigua corte animada por un inaudito capricho del rey: ver desnuda a la reina. Las discusiones sobre la moralidad de sus pretensiones, los amoríos con una cortesana y las intrigas palaciegas que desencadena son resueltas con ironía y gracia picaresca.
Si miramos fuera Rita Hayworth y Rex Harrison rodaron escenas en el Prado de la comedia ¨El último chantaje¨ y no podemos olvidar a ¨Iván el terrible¨…pero habría tanto que hablar del cine, la literatura y el Museo Nacional del Prado que no acabaríamos.
Como alguien dijo es tan importante para España el Museo del Prado como la república y la monarquía juntas. 

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