Opinión

Decisiones extraordinarias

El primer gran homenaje a las víctimas por Covid-19 ha traído a la Familia Real a reconciliarse con la realeza por derecho divino. La presencia de los reyes, la princesa de Asturias y la Infanta Sofía hizo interceder a España con lo pasado por la pandemia  y agradó a un pueblo necesitado de muestras de cercanía y lejos de cifras.

La catedral madrileña vivió la misa de luto más esperada en un país que es católico en un 61% de la población, según lo manifiesta el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). La televisión pública, TVE, no transmitió el acontecimiento saltándose así uno de los principios de sus funciones al tratarse de un acto que es servicio publico. Son decisiones extraordinarias que nos rodean y con las que hay que vivir porque lo ordinario, lo normal, lo de siempre, ni se ejerce ni se pregona. Es la hora del paripé, sin criterios racionales y con el dominio imperante hacia los de abajo.

Son días en los que el ejemplo refleja que gana la impunidad y que los delitos de trece años se pagan con poco más de dos cumplidos, así se aplica en el indulto para presos por el proceso catalán. Me imagino que ellos no suman en el paro, un 28% más que hace un año, y tampoco a la hora de pagar más impuestos; aunque es posible que deprimidos por la encarcelación necesiten servicios sanitarios especiales de la Seguridad Social.

Compartimos tiempos que se justifican con decisiones extraordinarias, tan extraordinarias que unos okupas derriban la puerta de tu casa y sólo queda la frustración ante la prensa. No está castigado el delito con prisión ni tampoco con sanciones porque se declaran insolventes. Cuando la ley favorece a los malhechores nadie duda que las cosas van mal, lo peor es que la voluntad de corregir está de vacaciones y tampoco se la espera; pero sí tenemos titulares que recalcan el feminismo radical de la izquierda enfrentando a mujeres que han luchado toda su vida por los derechos de su condición. Un hombre que confiese que se siente mujer se quiere que tenga los mismos derechos que una que lo es. Decisiones extraordinarias, señores.

Viajamos en un carro tirado por caballos desiguales y se equilibra la carga con comportamientos de gloria y de riquezas. Semejantes intrigas vienen a recordar que los hombres de grandes revoluciones son los más conservadores en sus gustos. El collar de miserias domina los anteojos de la política y ya la abeja ha dejado de ser el emblema del trabajo.

Uno de los efectos del encerramiento por Covid-19 lleva nombre de desavenencias conyugales porque se ha aumentado el número de consultas de divorcio hasta el 40%; en verano suelen ir a más, con lo  que todos los años septiembre se convierte en el tablón de anuncios de la convivencia.
Actitudes confusas en los humanos, naturaleza reorientada y siempre el poder tendiendo al abuso como dejo dicho Montesquieu. Ante la duda amigo reafírmese con Maquiavelo al destacar que el hombre obedece a otra criatura que manda.

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