Opinión

Cumbres borrascosas

El Teorema del Valor Medio sobrevuela este Madrid otoñal que reluce verde por la Cumbre del Clima, una citación al aire puro con oxígeno viciado de política y, por tanto, de buenos propósitos para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. El nombre COP25 suena a compuesto multivitamínico y a minerales especiales para deportistas. Si es la número veinticinco quiere decir que hubo más, por tanto a estas alturas se puede confirmar que  no sirvieron para mucho excepto para que el país anfitrión corriera con los gastos, incluidas invitaciones a espectáculos deportivos. 
Este foro de encuentro del clima está regido por la presidencia de Chile pero la caja registradora es la de todos los españoles, de hecho cinco mil habitaciones de hoteles han sido bloqueadas por el gobierno de Pedro Sánchez. Tener papel principal en una representación le hace a uno protagonista y el clima está de moda, vende bien y crea  activistas quinceañeras que arrasan en la tontuna pose de las redes que demuestran tener poco de sociales y mucho de servicio amotinador.
Si agitamos esta España  nos sale el remilgo gubernamental para buscar acuerdos. En algún momento habrá que hacer coincidir las alteraciones con la variación media  para que concurra el equilibrio necesario y  pare el péndulo que nos tiene colgantes y oscilantes en la cuerda floja. Suspendidos en la nube de la COP25, cada uno escribe su diario escéptico y pesimista paralelo al oropel que se vende en los medios de comunicación. Entonces resuenan con fuerza las palabras de Julio Camba: "¿Qué ha pasado en España? pues pasó que los españoles estábamos de vacaciones  y habíamos dejado la casa en poder de los criados... Y los criados quisieron hacerse los amos, ¿le parece a usted poco?".
Una cosa es cambiar los decorados viendo a los mismos actores y otra bien distinta tener que llegar a la conclusión de que hay años en los que uno no está para nada, y este 2019 desprende ese resumen.
El clima tiene su cresta, su cúspide, su pico o su vértice, que todo es lo mismo. Está tan alto que no todos alcanzan. Según Azorín  el clima influye en el carácter y según Camba el carácter depende de lo que hayas comido. Este año no se ha pagado el cocido y el humor no se ha dado porque, como es sabido, requiere de  la complicidad del receptor. Vamos, que no estamos para bromas por muchos saltimbanquis que hagan ver malabares que engañan al ojo.
Al rey Felipe VI se le echa de menos. Le duelen las lumbares y no es de extrañar con lo que le ha tocado en estos tiempos de doblez y genuflexión para integrar la sociedad civil y unificar fuerzas de moda. A Pedro Sánchez ha venido Dios a verle como escaparate mundial para el maltrecho liderazgo que le persigue. Es el Jefe de Estado en esta cumbre  que pone  la alerta cuatro en marcha. 
En la representación hay momentos en que los papeles se cambian para que la teoría se haga práctica; pero el hilo narrativo es siempre el que ayuda al espectador a entender. Y dan igual las cumbres borrascosas.
 

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