Opinión

Zapatos idénticos

Gracias a la escritura de una novela de época que me obligó a documentarme modestamente sobre un amplio abanico de detalles referentes a épocas pretéritas, entre ellos las particularidades del vestuario,  me enteré de que hasta bien entrado el siglo XIX, los zapatos no distinguían entre el pie derecho y el izquierdo. Eran exactamente los mismos, y era el uso cotidiano el método encargado de ir amoldándolos en cada momento. En 1850, los fabricantes europeos iniciaron el proceso que se encargaba de distinguir el zapato específico de cada pie, pero el sistema tardó algún tiempo en popularizarse. De hecho, los pares de botas utilizados por los ejércitos federales y confederados  durante la Guerra de Secesión de los Estados Unidos (1661-1865)  seguían siendo idénticos para ambos pies.
Se trata de una anécdota aparentemente inocua que no tendría por qué inspirar ningún otro pensamiento salvo sospechar las incomodidades que los zapatos originarían en sus dueños al menos durante las primeras semanas de uso. Y uno tiene forzosamente que dedicar un dulce recuerdo a las damas del XVIII, de pie diminuto, llorando disimuladamente a lágrima viva a cuenta del sufrimiento causado por un calzado inclemente. Pero si uno va más allá, quizá pueda reflexionar sobre el peligro de dar las cosas por supuestas sin plantearse la posibilidad de que lo que uno ha creído sin cuestionarlo en ningún momento, pueda ser en realidad falso. Y mira que duele caerse del guindo.
En el fenómeno del independentismo catalán que ahora se sienta delante del juez, se ha dado un fenómeno muy parecido al del zapato de un solo pie, y tanto los conductores de opinión como los influyentes sociales  y los responsables de distintos gobiernos,  han dado por supuesto desde hace tiempo que esto era anecdótico hasta que, muy recientemente, se han percatado por la fuerza de lo errados que estaban en el supuesto. Yo no podía imaginar que no había zapatos específicos para cada pie hasta hace relativamente poco, y ellos no podían sospechar que aquello que consideraron una broma ligera desembocaría en el peor conflicto vivido por el país  en mucho tiempo. Lo que son las cosas con un par… de zapatos.
 

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