Opinión

Viejos al poder

No es un fenómeno propio de nuestro tiempo pero es muy probable que el siglo XXI lo haya robustecido. Es cierto que el mundo es de los jóvenes y el marco social e incluso estético en el que nos desempeñamos fomenta con entusiasmo esta creencia que, sin embargo, solo cuenta con una parte de verdad aunque todos los estímulos visuales con los que se nos bombardea cada mañana se empeñen en eliminar cualquier viso de duda. La preeminencia de las jóvenes generaciones es, por tanto, un fenómeno universal y atemporal aunque, como está ocurriendo con otros aspectos de la actividad cotidiana, es susceptible de sucumbir ante los tratamientos radicales. Está ocurriendo en no pocos órdenes de nuestra existencia de modo que no tiene nada de particular que en esta exaltación continuada de la frescura juvenil se cometan desmanes como se están cometiendo en la exacerbación de los movimientos feministas, de los idearios políticos, e incluso en la simpatía o la afición por los colores de un determinado equipo de fútbol.

Paradójicamente, tres de los más glorificados protagonistas de la actualidad más latente en estas últimas jornadas se caracterizan por su veteranía, y mira que hay juventud suelta por el mundo y con ganas de comérselo a bocados para que venga la ancianidad a disputar una parte del machito. Así, a primera vista, se me ocurre Isabel Celaá que, a costa del famoso pin parental, está acaparando las cabeceras de los periódicos y las entradillas de todos los informativos televisivos. Tiene más de 70, es profesora de inglés jubilada, se educó en las monjas de Bilbao y es ministra de Educación, una responsabilidad que coloca a esta dama de aspecto falsamente juvenil en la cresta de la ola. En esa misma cresta están los otros dos personajes de la semana. A Quique  Setién, 61 años, cántabro y ex jugador del Logroñés, Racing y Atlético de Madrid, le han puesto en las manos el Barcelona tras un inefable casting que ha incluido el despido vergonzante del entrenador anterior y la negativa de cuatro nominados a sustituirle. Su estreno ha sido lo mismo que con Valverde pero con otro señor. Pases y más pases hasta que llega Messi y lo arregla. Eso sí, ante un Granada con diez. No lo veo yo muy claro.
Si veo a Carlos Saiz, que ha ganado su tercer Dakar con 57. Un fenómeno. Veteranos al poder.

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