Opinión

Los vendedores de cizaña

Todos los gobiernos y sus correspondientes estructuras guardan un sitio con empaque, capacidad de decisión y mucho poder y mando para el muñidor, la persona encargada de escarbar,  entreverar conflictos en el lado ajeno, manipular, crear confusión y meter cizaña. En un buen número de ocasiones, este cargo que exige sangre fría, escrúpulos los justos, y mucha cabeza, suele ser propiedad de alguien experto en comunicación, quizá porque si alguien domina el mensaje y lo prepara para hacerlo suyo y de nadie más, se convierte en un redomado y excelente intoxicador capaz de liársela a cualquiera lo cual está muy bien visto en los dominios de la política y actúa como una de las facetas que otorgan mayor peso específico al que ostenta el cargo.
En el ámbito de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que está dispuesta a tomar apuntes del comportamiento mostrado en su día por Manuela Malasaña ante el francés invasor –considerando como francés invasor al gobierno de Pedro Sánchez- el muñidor es un periodista del que la profesión conoce en extenso cómo se las gasta –valga añadir que acabó triturando a otro peso pesado de la manipulación y el manejo como es Iván Redondo, contribuyendo decisivamente a su abrupto cese- pero en el otro lado de la pugna se ha colocado a un alto funcionario del Banco de España en excedencia, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, sustituto del anterior y dispuesto a todo para que la simiente de cizaña que va plantando florezca y dé fruto, suponiendo que la cizaña fructifique que no lo creo yo ni de broma.
Bolaños  se expresa a la sombra de un cargo muy rimbombante pero con más corteza institucional que  actividad real, porque la misión que le ha asignado su jefe es la de poner palos en las ruedas adversarias, misión que un tío con el expediente personal y profesional del ministro ejecuta con precisión milimétrica y competencia probada.
La última escena preparada por Bolaños se ha representado precisamente en los actos pertenecientes a la festividad del 2 de Mayo, fiesta grande de la Comunidad de Madrid a la que ha acudido forzando la suerte para crear conflicto porque no estaba invitado. Estaba invitado Sánchez que no fue y en su lugar se cursó invitación a la ministra de Administración Territorial quien tampoco asistió para que fuera Bolaños.  Los actos del 2 de Mayo nunca se cierran sin conflicto protocolario. Un año mas.

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