Opinión

La variante indeseable

La variante introducida en el ámbito electoral que recuerda la crueldad y la vileza del terrorismo vasco capaz de asomar la cabeza  entreverados en las listas de EH Bildu, tiene pinta de modificar algunas conciencias. Es muy probable que los aspirantes a cargos municipales con pasado terrorista y delitos de sangre en una conciencia que sabe poco de piedad y arrepentimiento, hayan cumplido desde el punto de vista administrativo sus cuentas con una sociedad que, en ese aspecto penal los ha tratado francamente bien, pero no es ni sencillo ni siquiera bueno que una tropa semejante, con esas huellas en el alma y esos desgarrones infringidos en otros cuerpos, accedan a las instituciones y puedan tomar decisiones, mandar en consejos municipales y manejar presupuestos.
Los 44 de ETA son una vergüenza para el país y un lastre difícil de aguantar para el partido que gobierna y que debe precisamente esa condición al respaldo obtenido a cuenta de pactos con una organización que no solo cobija sino que promueve y patrocina  antiguos asesinos de capucha y pistoleras. Los promueve a las instituciones más necesarias de serenidad y equilibrio del entramado democrático y eso no es de recibo.
 Por eso, es razonable exigir a los integrantes del partido mayoritario en el Gobierno que no se ponga de perfil ante este espeluznante tema y de la cara con decisión y guapeza. La comparecencia pública de la portavoz socialista –que no ha hecho otra cosa que balbucear y mascullar vaguedades sin objetivo ni tino- no hace más que añadir dudas y desorientación a un electorado que se siente incómodo y perplejo ante las situaciones que unos pactos tan sorprendentes promueven. Conozco personalidades irreprochables de vieja y sólida estirpe socialista sonrojadas por este escenario, y deseosas de cambiar de tercio.
No hay peor solución para zanjar los problemas que aparcarlos y esperar a que se mueran de viejos, y es lo que está haciendo este PSOE del nuevo milenio con las situaciones que les acarrean disgustos. En este caso, la solución es sencilla. Sinceridad, honestidad y firmeza aunque la aplicación de tan hermosos conceptos puedan acarrear algunos disgustos que, a la larga, van a ser alegrías. Así no se puede seguir actuando. Hay compañías que traen la ruina. Física y moral.
 

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