Opinión

Tres casos graves

El panorama electoral da para cavilar mucho porque nos ofrece situaciones anómalas para todos los gustos. La mayoría son anecdóticas y se refieren habitualmente a ciertas particularidades que matizan el perfil de algunos candidatos. Los hay de otra nacionalidad distinta a la española como pasa en Vigo con la aspirante alemana de Ciudadanos, los hay de profesiones que sorprenden –en la amplia batería de oficios que distinguen a los candidatos no faltan por ejemplo los curas- los hay muy veteranos o muy jóvenes –la candidata más joven es ourensana y cumplirá la edad reglamentaria el día de las votaciones- y en definitiva, existen personalidades en las listas para todos los gustos.

Sin embargo, existen situaciones que ya no tienen nada de anécdota y que por su incidencia lamentable más valdría que no se hubieran producido. Tres de ellas han marcado hasta la fecha el campo electoral y han sembrado de zozobra los vientos que soplan en este tiempo tan complejo y delicado de llamada a las urnas. En primer lugar, la incorporación a las listas electorales de terroristas etarras que se presentan por EH Bildu en número de cuarenta y cuatro. Se trata de una presencia tan importante que no puede ser fruto de casualidades sino que responde a una estrategia calculada. Los siete a los que se atribuyeron delitos de sangre han prometido no retirar sus actas, pero el resto sí lo hará y los tribunales han respaldado esta decisión. En segundo término está Ana González Martínez, candidata de Vox por Parla, detenida el pasado jueves acusada de pertenencia a una banda que se dedicaba al tráfico de droga. La candidata ha decidido renunciar a su presencia en esa lista y la Junta Electoral ha aceptado la renuncia. La tercera se localiza en Melilla, y las autoridades investigan en aquella ciudad un posible fraude en la emisión del voto por correo. El voto recibido en la ciudad triplicaba el de cualquier otra demarcación electoral del país y la sospecha se centra en una venta de votaciones a cien euros el voto emitido. La primera medida ha consistido en solicitar el DNI a la entrega del voto emitido antes de depositarlo con independencia de las medidas que se adopten para neutralizar el daño que se produce hasta la fecha. A los carteros los acompaña la Guardia Civil.

Son por tanto tres escenarios de importancia y tres casos manifiestamente preocupantes que rebasan el terreno de la anécdota. Esto sí va en serio.

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