Opinión

Refrescando memorias

Dice el saber popular que lo que mal anda mal acaba, y hay ejemplos constantes que ratifican esta máxima tan sabia. La última que le otorgar la razón se ha escenificado en el Congreso con esta irrisoria votación para constituir el órgano director de la empresa pública RTVE que ha acabado sepultando contra pronóstico la opción defendida por el Gobierno o lo que es lo mismo, hurtándole la posibilidad de nominar a las personas idóneas que permitan manipularlo.
La explicación del Gobierno a  esta derrota tan sonada y sorprendente es tan grotesca como la propia sucesión de despropósitos que el Gobierno y sus socios han ido encadenando para obtener una televisión pública a la medida. Se habla de la deserción a última hora de dos independentistas catalanes y la equivocación de otros dos diputados afines. Y lo que antes de votar era un mayoría sobrada que conduciría irremediablemente a un consejo de televisión aliado se ha convertido en una derrota. Sonada derrota añadiremos por ridícula, con la que ni el Gobierno ni especialmente Podemos a favor del cual estaba la estrategia concebida, contaban.
No parece que existan razones fundadas para repetir una votación que ha salido como el rosario de la aurora, y por esa vereda se va a pronunciar previsiblemente el dictamen de los servicios jurídicos consultados. Lo que pregona esta situación tan chusca debe servir al presidente Sánchez para saber dónde está por el momento y cuál es el escenario sobre el que tiene que desempeñar su actividad parlamentaria. Un escenario que acredita su debilidad marcada por el número de los diputados con los que cuenta. Y mientras las urnas no le otorguen una  situación más confortable, habrá de ir tirando y apelando al decretazo en aquellas consideraciones que lo permitan.
Ninguno de los dos presidentes que se vieron en otro día en Moncloa y que gastaron suela de zapato paseando por las instalaciones del palacio le deben su cargo a los votantes. Ni Sánchez ni Torra han pasado por las urnas para estar donde están. Por tanto, están tomando decisiones que no están respaldadas por el sacrosanto precepto del sufragio. Reflexionen ambos sobre el particular. “Recuerde el alma dormida. Avive el seso y despierte contemplando”   dijo Jorge Manrique. Y dijo bien.

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