Opinión

Por donde solía

Pedro Sánchez lleva camino de convertirse en presidente aceptando las mismas servidumbres que cuando aterrizó en la Moncloa tras una rocambolesca moción de censura que le lastro todo el periodo y le obligó a convocar elecciones anticipadas. Nunca le ha preocupado en exceso aceptar como compañeros de viaje  partidos cuyo pasado supera con mucho el concepto comúnmente aceptado de lo tenebroso, y ya está cayendo en las fauces de formaciones herederas directas de Eta como ha hecho con Navarra. Mucho se especula con la culpabilidad de las formaciones nacionalistas catalanas en actos sediciosos, pero pocos recuerdan a estas alturas que, además de alentar el motín de Barcelona, existen comportamientos incluso más mendaces en su mochila de viaje. Conviene recordar, por ejemplo, que el sujeto llamado Josep Lluis Carod Rovira no tuvo inconveniente alguno en proponer a ciertos interlocutores etarras con los que mantenía encuentros frecuentes y secretas conversaciones, que no mataran en Cataluña a cambio de prebendas y tratamientos de ventaja. En el resto de España podían hacer lo que quisieran –al fin y al cabo y a su leal entender,  mataban maquetos, charnegos, castellanos, picoletos, migueletes y otras razas deleznables- de modo que no se perdía nada. Ese fue el infame comportamiento de un palomo de pedigrí prescindible que él mismo se ocupó de maquillar con toda su alma –era hijo de un sargento de carabineros aragonés que a la vez era más franquista que Franco- y con el que puso en evidencia la indecencia de su laberinto político e ideológico.
Sánchez va a volver a caer en el mismo error de bulto y le va a deber la Moncloa a los mismos de siempre. A los tibios, los hipócritas cuando no los herederos directos de la barbarie etarra en Euskadi, y al frente independentista en Cataluña, lo que le convierte en un espantajo necesitado de plegarse a todo lo que estas fuerzas gusten mandar, cuando no en un cómplice. Desesperado –no siempre basta ganar las elecciones para gobernar como muy bien demuestran incontables hechos históricos- va a tratar de camelar a Unidas Podemos prometiendo canonjías marginales si bien probablemente jugosas, aunque va a sacar de quicio a sus compañeros del PSOE que están expectantes aguardando el reparto y a ver lo que les cae en la pedrea. Complicado lo tiene.

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