Opinión

La política de puertas giratorias

El sistema de recolocación privilegiada llamado también “de las puertas giratorias” es un procedimiento sumamente generoso que procura un puesto de trabajo espléndidamente remunerado a aquellos que por el dictamen de las urnas o incluso la decisión de los líderes de su propio partido han de abandonar sus cargos. Desgraciadamente, este subterfugio para perpetuarse y seguir conservando intacto o incluso ampliando el estatus social, laboral y retributivo abunda en el reprobable hecho de que política y alta economía caminan de la mano y son compartimientos que interactúan a la manera de vasos comunicantes. Los personajes políticos que se quedan a la intemperie después de haber ejercido en el panorama político en funciones de cierta relevancia toman una puerta de salida que en lugar de conducir a la calle donde llueve que no veas, conduce al consejo de administración de una multinacional.
Es, desde luego, un escenario que define con la mayor propiedad las ventajas de pertenecer a un colectivo en el que se producen situaciones privilegiadas. Felipe, Aznar y la dichosa y regalada vida a la que accedieron las dos princesas de comprobada incultura que sembraron inquietudes en el Gobierno de Zapatero y que le pusieron de punta los pocos pelos que tiene al entonces ministro y excelente sujeto que es Ángel Gabilondo, forman parte del museo de la recolocación instantánea y se convierten en ejemplo ilustrativo apenas comparable de la política de puertas giratorias, esas que el nuevo orden reprueba y que Sánchez repudió también de palabra para retractarse después y facilitar una salida triunfante a dos estrellas de su partido que han tomado el olivo usando dos puertas giratorias de mucho empaque. Elena Salgado se ha ido a dirigir la Nueva Pescanova y Trinidad Jiménez ha fichado por Telefónica donde parecen ir a parar todos los que necesitan un destino bien puesto, sin mucha piedra que picar y excepcionalmente bien pagado. Trini Jiménez coincidirá allí con Eduardo Zaplana que es delegado para Europa de la compañía y adjunto al Secretario General con más de un millón de euros de sueldo al año. A Urdangarín también le fichó por un pastón Telefónica.

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