Opinión

PNV ora pro nobis

Los exégetas de la información política se han puesto a estudiar los resultados de la moción de censura que ha convertido en presidente a Pedro Sánchez con el espíritu cabalístico que ellos acostumbran. Uno de los objetivos principales de esta reinterpretación de los hechos ha sido la decisión del PNV, el católico partido independentista vasco en el que, según aclaran estos expertos, nada es lo que parece y las actuaciones de fuste no las dictan los que están sobre el terreno sino un misterioso comité de sabios reunidos en un enclave ignoto que son los que de verdad tienen la sartén por el mango. Por lo que he escuchado, los diputados vascos con asiento parlamentario en la Congreso eran partidarios de negarle el apoyo al líder socialista, pero han sido los integrantes del recóndito Euzkadi Buru Batzar -el órgano rector del partido que preside Ortúzar y componen los representantes de los comités regionales incluyendo los de Francia que los nacionalistas llaman a saber por qué, Iparralde- quienes han impuesto un voto favorable. En definitiva, los que han acabado de un plumazo con la presidencia de Mariano Rajoy son exactamente: un presidente regional, cinco delegados provinciales y ocho miembros natos del consejo. El PNV cuenta con 5 diputados (de 350) en el Congreso, y 6 senadores (de 266) en la Cámara Alta que representan el 0’6 % de los votos depositados en las urnas. Son cifras que deberían mover a reflexión. Si un 0’6% de los sufragios posee la fuerza necesaria para originar un cambio de Gobierno, algo pasa, y desde luego, esta misma reflexión me la plantearía con cualquier otra formación que entrara o saliera. Pero para colmo de desconciertos, pertenecen a un partido independentista cuyo fin último debería ser desgajar la demarcación a la que representa del conjunto de los territorios que conforman España.  Un auténtico despropósito se mire como se mire. Los exégetas de la información política han pasado por este tipo de reflexiones como si estuvieran desfilando descalzos por un lecho de ascuas, pero este es el verdadero escenario de una moción de censura que ha convertido en presidente a un sujeto que no puede serlo por la acción de las urnas. Sánchez ya está en la Moncloa y ahora sería más que necesario saber qué compromisos ha adquirido. Por el momento, ha decidido respetar los presupuestos que, con el respaldo del PNV, había conseguido aprobar el Gobierno anterior. Son presupuestos que cubren de oro a los nacionalistas vascos. Son presupuestos que el propio Sánchez rechazó en su día por monstruosos e insolidarios.
No habrá elecciones en dos años, estoy seguro. Pero situaciones para el debate no faltarán, tampoco cabe duda.

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