Opinión

Peticiones del oyente

Pocas posibilidades le otorgan al Rey nuestra Constitución para terciar en política. El texto constitucional es muy restrictivo en las atribuciones otorgadas a una figura que desempeña en nuestra legislación la responsabilidad de jefe del Estado y es, por designio constitucional, general en jefe de todos sus ejércitos lo que, sin duda, le proporciona una mayor influencia en tiempo de guerra que en tiempo de paz. Pero si bien apenas puede el rey aspirar a otra tarea que la del contrapeso, y no puede hacer otra cosa que vigilar la pureza del sistema democrática desde una atalaya que le impide incluso excederse en esta tarea, es en ocasiones como la que estamos viviendo el momento en el que la figura del soberano se agiganta. Y es que solamente el Rey y nada más que el Rey, puede y tiene la facultad de encargar a quien él decida, la posibilidad de formar gobierno. La ronda de consultas a los líderes políticos del arco parlamentario se iniciará esta semana, y la situación no ofrece ni garantías ni seguridad alguna de otra forma de resolver el bloqueo que convocando unas elecciones nuevas.
Sabiendo el papel que el monarca desempeña en este proceso y sin tenerlo en cuenta, dicen los periódicos que Pablo Iglesias ya ha afirmado que va a pedirle al Rey en su turno de  consulta, que abandone su neutralidad institucional y trate de convencer a Sánchez de que abra las puertas de su gobierno a una participación de Unidas Podemos. Las palabras que los diarios han entrecomillado como textuales, dichas estos días por Iglesias, producen vértigo y ofrecen esa imagen de Pablo Iglesias que promueve tantas dudas y muestra su lado más inquietante y más oscuro. El del manipulador al que le importan un comino las reglas establecidas y recomienda saltárselas si con ella  obtiene su objetivo: “el Rey debe hacer entender a los candidatos, y especialmente al que tiene más apoyo, que la coalición es la fórmula natural más importante cuando nadie tiene mayoría absoluta”
Poco más se puede añadir a semejante comportamiento. Quizá arrimarse algo más a Pedro Sánchez para quizá entenderlo. Un tío que propone al Rey que le ayude para llegar al Gobierno es un tío del que no resulta fácil fiarse. Y eso es lo que le pasa a Sánchez. Entre otras cosas.
 

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