El diccionario de la Real Academia no acaba de establecer una frontera suficientemente concreta entre las funciones de mandar y gobernar. De hecho, en la novena de las acepciones del verbo “mandar”, establece su vinculación con la facultad de gobierno: “Mandar -se explica- es regir, gobernar o ostentar mandato”, definición que mixtura peligrosamente dos actuaciones que pueden no estar de acuerdo. Para la RAE y en su primera acepción, gobernar es “mandar con autoridad o regir algo”, que también induce al menos a una necesaria y no siempre aplicada reflexión. Para entendernos y para que exista un ejemplo concreto que propone las notables diferencias entre ambas actuaciones, mandar es lo que está haciendo a estas alturas Pedro Sánchez, lo que no implica en absoluto gobernar. Sánchez está mandando pero no está gobernando, y cuando la situación exige gobernar, o bien se ha ido de vacaciones a Lanzarote o al coto Doñana, o bien ha dejado correr la pelota y se la ha enviado a los presidente regionales como está ocurriendo en dos situaciones que necesitaban de las virtudes y las especificaciones de un buen gobernó. La adecuación de unos protocolos sanitarios comunes a todo el país sobre los que establecer más tarde y en comunicación con sus diferentes administraciones, los matices adecuados, y el establecimiento de reglas estrictas para racionalizar la vuelta de la población escolar a sus correspondientes centros. El primero es responsabilidad intransferible del ministro de Sanidad y el segundo de la ministra de Educación. Exista una tercera pata de banco que es la enseñanza universitaria que también tiene o eso se supuso en principio, un capitán que los manda. Ni Illa puede renunciar a sus competencias –especialmente en su caso porque se trata de un ministro que ha dado la cara- ni puede hacerlo Celaá que nunca se ha mojado en nada. Y naturalmente debería actuar el titular de Universidades, pero este sujeto es una entelequia en la que hay que creer por artículo de fe sin obtener nada a cambio.
Lo dicho. Matices que son necesarios. Un día, Cela se quedó sopa en las Cortes y los periodistas le preguntaron si se había dormido. “No estaba dormido. -respondió el gallego- Estaba durmiendo. Ya saben usted que no es lo mismo estar jodido que estar….” Tengan ustedes muy buenas noches.
Lo dicho. Matices que son necesarios. Un día, Cela se quedó sopa en las Cortes y los periodistas le preguntaron si se había dormido. “No estaba dormido. -respondió el gallego- Estaba durmiendo. Ya saben usted que no es lo mismo estar jodido que estar….” Tengan ustedes muy buenas noches.