Opinión

Las más antiguas palabras

Somos, tras Italia que ocupa el primer puesto en este dramático ranking, el país europeo al que el coronavirus ha golpeado con mayor contundencia. Se pueden buscar argumentos que traten de explicar el motivo por el que hemos sido infestados de un modo tan contundente. La controversia no ha aflorado todavía con carácter general, pero cuando la situación se estabilice y el contagio se haya domeñado, la polémica se instalará en el centro de las conversaciones y su presencia se mantendrá durante mucho tiempo para tratar de esclarecer por qué hemos sido tan cruelmente maltratados por el virus iniciado en China y cuya extensión ha afectado a todo el planeta y sus habitantes. Unos más y otros menos, también es cierto.

Hay uno de esos memes circulando por las redes que es absolutamente  inmisericorde con Pedro Sánchez, al que los rescatadores de estampas pasadas nos muestran tronante en la tribuna pidiendo a gritos la dimisión de la entonces ministra Ana Mato, titular de la cartera cuando se produjo la crisis del Ebola y la heroica enfermera se contagió del mal y salió triunfante de la batalla. Sánchez no tuvo piedad con el Gobierno de Rajoy al que acosó violentamente desde el estrado, y el vídeo que hoy circula enseña estas imágenes  cuyo telón de fondo son las cifras de la crisis actual con argumento de contraste. El actual presidente del Gobierno es un tipo sumamente impetuoso en sus intervenciones parlamentarias y en los sucesivos debates que han jalonado su vida política, y hay que recordar aquella vez que llamó “indecente” a Rajoy ante las cámaras de televisión en un debate vis a vis retransmitió a todo el país en hora de máxima audiencia, una actuación que Mariano Rajoy no le perdonó nunca y que lastró sus relaciones personales en el tiempo en el que ambos convivieron en la cresta de la política patria. No son tiempos por supuesto para ajustar viejas cuentas, pero ningún político ni de un lado ni del otro debe olvidar que las palabras pronunciadas hoy no se las lleva el viento sino que quedan impresas, registradas o filmadas para volver al camino cuando menos se espera. Hoy, el Ejército que rechazó con ímpetu la Generalitat, se deja la piel combatiendo al virus en Cataluña, y las autoridades catalanas -de marcado acento independentista- contratan personal sanitario donde puede sin exigir, sospecho como paso previo, hablar en catalán. Antiguas palabras, hoy olvidadas.

Te puede interesar