Opinión

Los mansos periodistas

La profesión de periodista somos seguramente el colectivo de idiotas más grande entre los que pueblan el amplio catálogo de las artes y los oficios. Tenemos unas instituciones que supuestamente fiscalizan nuestro desempeño profesional, estableciendo los criterios éticos y deontológicos que deben regir nuestros comportamientos. Su tarea es, en general, poco apreciable porque la verdadera competencia en esta materia la tienen los tribunales de justicia.  Y estas misma instituciones, supuestamente también, nos defienden de los frecuentes ataques exteriores que cuando no pueden tomarla con nadie más, la toman con aquellos a los que el saber popular llama con mejor o peor intención, mayor o menor simpatía, mucha o poca admiración, simplemente “los plumillas”.

“Los plumillas” somos, en general, un colectivo muy simpático cuando no levantamos  la voz ni ejercemos el sentido crítico, pero mucho menos agradable cuando esa función se pone de manifiesto. Es entonces cuando no nos alcanza el perdón. Estos días, estamos asistiendo a un comportamiento vergonzoso de Podemos azuzando a sus peones desde los propios medios de titularidad pública  sin que las instituciones que nos defienden y nos representan tomen cartas en el asunto. El más afectado ha sido un periodista honesto e irreprochable, llamado Vicente Vallés, al que el vicepresidente Iglesias ha atacado sin piedad utilizando además la tribuna de la sala de prensa del palacio de la Moncloa, y al que nuestros reductos institucionales han dejado como a Gary Cooper, solo ante el peligro. Y no solo nuestros propios reductos, que se la han tragado doblada. Los inaceptables ataques vertidos por Pablo Iglesias se hicieron en presencia de tres ministros del ala socialista del Gobierno. Ni él ni el tremendismo de Echenique, utilizando las redes para insultarnos a nosotros y a las propias empresas periodísticas  han  arrancado ni el más mínimo gesto por parte de Pedro Sánchez, que permite el uso de los recursos oficiales para ponernos a parir. Pablo Iglesias va por ahí calentando al personal afirmando que es víctima del poder -escúchenlo en Bilbao que vale la pena- Lo dice así, nada menos que un vicepresidente del Gobierno. No hay muchos con más poder. Otra cosa es que sea tonto o listo. Y listo no parece…

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