Opinión

Lugares de nacimiento

Acabo de saber que el polémico personaje llamado Raül Romeva, que encabeza la lista independentista que ha preparado Mas para tratar de seguir gobernando, nació en Madrid hace 44 años y se marchó con su familia a Cataluña cuando era un tierno infante. Debe tratarse de la respuesta a la certeza de que el Real Madrid fue fundado por una pareja de comerciantes de Barcelona avecindados en la capital desde su juventud, los hermanos Joan y Carles Padrós, que abrieron una tienda de tejidos y pañería fina en la calle Alcalá 48 llamada “Al capricho”. Romeva es un acérrimo partidario de la independencia de Cataluña y se ha colocado esos dos puntos de diéresis sobre la U de su nombre de desconocido significado para mi persona aunque supongo que se usarán en el catalán escrito, del mismo modo que los dos hermanos Padrós firmaron siempre todos sus documentos con sus nombres en castellano. Es decir, Carlos y Juan. El último de esa candidatura conjunta que defiende la ruptura inmediata con España sin esperar a más preámbulos es el actual entrenador del Bayer de Múnich, el culto y políglota Pep Guardiola, capaz de ofrecer explicaciones de sus traspiés profesionales en todos los idiomas de la tierra. Una riqueza, aunque sigo sin comprender qué pinta el entrenador de un equipo alemán en semejante lista por muy de Sampedor que sea. Guardiola, es cierto, aparece en ella con carácter testimonial. Si se produce la fractura que ansían los secesionistas y al Barcelona le toca buscarse otra liga para seguir jugando en primeras competiciones con riesgo de no encontrarla, a Guardiola semejante problema se la traerá al fresco, también es cierto.
Esta historia tan disparatada e incomprensible es verdad que, de tiempo en tiempo, toma cuerpo y parece convertirse en una amenaza cierta que luego va diluyéndose para prescindir de los personajes secundarios y seguir sosteniendo al muñidor por excelencia, el taimado Mas al que le importa la verdad muy poco que el déficit de Cataluña sea el más elevado de todas las comunidades nacionales y asiste sin pestañear a las maniobras de cientos de empresarios afincados en Cataluña que están buscándose la vida para tomar las de Villadiego. Mientras el Estado le tape los agujeros a él todo lo demás le preocupa poco. Y es así, porque le dejan hacerlo, seamos sinceros.

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