Opinión

Los que mandan y los mandados

Uno de los conceptos que resulta necesario considerar en estos difíciles momentos, es aquel que expresa la absoluta independencia de las acciones del Gobierno que nos toca, con aquellos que trabajan bajo su cargo. Nada tiene que ver que los gobernantes no acierten y metan la pata, con la actividad de los que llevan a cabo las tareas de lidiar contra el mal. Por ejemplo, la Sanidad española, que se sostiene y se consolida cada día en manos de un sector profesional de una competencia y una dedicación ejemplar. Los sanitarios españoles están entre los mejores del mundo y su compromiso con sus conciudadanos  convierte  a todos ellos y ellas en uno de nuestros activos más destacados, De ellos,  nos sentimos legítimamente orgullosos y nos sentimos igualmente orgullosos y profundamente reconocidos por la tarea que están llevando a cabo en estos días amargos las plantillas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Y en este escogido cupo de ciudadanos de primera clase a los que debemos la vida no sería disculpable olvidar la actividad de los cuerpos de policía locales y los policías autonómicos. La última mención en este intento de sintetizar el trabajo de un admirable equipo multiusos formado por personas  que se están jugando la vida por todos nosotros, hay que citar al Ejército en el que no solo los boinas amarillas de la Unidad Militar de Emergencias han mostrado su trascendental presencia en todos los frentes de la pandemia sino todo el colectivo militar. La Armada y sus buques medicalizados, la Fuerza Aérea volando para importar toneladas de material sanitario, los hospitales propios en primera línea de combate contra la pandemia, la construcción de nuevas unidades de la noche a la mañana…

Hace unos días, un amigo mío muy juicioso me formulaba esta reflexión que yo me apresuro a poner negro sobre blanco que es como se dice ahora. Por fortuna, las instituciones, los profesionales, las distintas competencias del país actúan y trabajan sin distinguir quien los manda. El día de mañana, cuando se abran puertas y ventanas, los ciudadanos que sobrevivan a la plaga separarán el grano de la paja y darán a cada cual aquello que se han ganado. Y destacarán y premiarán con justicia la labor que a muchos los ha hecho grandes y a los que se aplaude todos los días desde las ventanas. Como siempre, los que mandan siempre se ven superados por los que son mandados. 

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