Opinión

La voz de la conciencia

El testimonio grabado en vídeo de un médico de urgencias andaluz, llamando angustiosamente a la responsabilidad de los más jóvenes, se ha convertido en un testimonio viral que circula de red en red y cuyo contenido no puede ni debe dejarnos indiferentes. No solo a esta gente  más joven a los que va especialmente dirigido, sino a toda una población de grandes y pequeños que se enfrenta a una realidad mucho más grave de lo que cabía suponer en un principio. El mensaje de este intensivista de pelo crespo y lenguaje directo y contundente que, sin pelos en la lengua, clama en su intención de sacudir a la ciudadanía y mostrarle el camino en pos del necesario compromiso, proclama además la vigencia del viejo adagio de nuestra profesión de periodistas, “más vale una imagen que mil palabras”, aunque en este alegato en crudo se conjugan las virtudes de una comunicación intensa, la reciedumbre de un lenguaje vibrante sin colorantes ni aditivos, y la bondad de unas estampas de una sinceridad tal que difícilmente  pueden ser rebatidas.

Los diferentes pobladores de este planeta que, a través de la Historia, se han enfrentado a situaciones extraordinarias, nunca tuvieron probablemente al menos en un principio, conciencia plena de lo que les estaba tocando vivir. Recuerdo escuchar a los que padecieron nuestra Guerra Civil, quienes, muchos años después de superado el conflicto, seguían preguntándose    perplejos cómo habían podido llegar a aquel estado de frenesí fratricida. Todos asistían a una creciente erosión del escenario social y político, contemplaban preocupados la degradación del sistema, sentían la amenaza de un conflicto, pero lo veían lejano y poco posible hasta que se vieron inmersos en él de la noche a la mañana, y solo entonces comprendieron la dramática dimensión del salvaje y siniestro fregado en el que se habían o los habían metido.

El médico andaluz y su declaración en vídeo  es la voz de nuestra conciencia y, por tanto, la secreta sospecha de que nunca creímos que el coronavirus iba a adquirir el crecimiento que ha adquirido. Por eso, hasta el viernes al medio día, no comprendimos las necesidades que esta situación especial nos pedía. Seguramente, hemos actuado tarde, nosotros los ciudadanos y los responsables institucionales, a los que no les ha bastado el ejemplo de Italia para reaccionar a tiempo. Aún es posible sin embargo hacerlo.

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