Opinión

La lista

Cuando se facilita la composición de un nuevo consejo de ministerio, suelo adoptar el mismo posicionamiento que cuando el seleccionador nacional ofrece la lista de los jugadores a los que elije para afrontar algún torneo. Me fijo en sus nombres pero solo me reconcilio con ellos cuando los veo jugar. Estas comparecencias suelen acompañarse con unas pinceladas de su biografía. En el caso de los futbolistas es más breve y contiene datos muy específicos. Lugar y fecha de nacimiento, club al que pertenece, demarcación en el campo, peso y estatura, y número de partidos jugados hasta el momento en el combinado nacional… La mayor parte de los convocados no son primerizos y sus prestaciones están sobradamente contrastadas. Sin embargo, cuando se constituye un nuevo gabinete, la información biográfica es más amplia y sus valores más dudosos. La extensión de sus biografías es también mucho más susceptible de sospecha. En algunos casos conviene leer entre las líneas de aquellos textos facilitados por fuentes oficiales en los que, como puede comprenderse fácilmente, no van a retratar sus carencias. Es tan habitual que se aplique a cada biografía una mano de pintura que lo mejor es no hacer mucho caso de ellas.
El nuevo gabinete es, por lo menos, más nutrido que todos los anteriores, y cuenta con cuatro vicepresidencias de las que sobre tres se tenían noticias y la cuarta fue una sorpresa incluso para los nuevos socios de Unidas Podemos. Es un detalle que no ha pasado desapercibido para muchos analistas políticos, para los que Sánchez ha estrenado la legislatura  metiéndosela doblada a Pablo Iglesias y produciendo un notable enfado que, según cuentan los que saben, no es ni siquiera el primero. El primero fue jurar su cargo en solitario sin llevarse a la ceremonia su nuevo equipo. Hay, desde luego un tercer y más profundo escamoteo. Sánchez ha otorgado cuatro ministerios a Podemos pero se los ha cedido claramente capados, quedándose para sí la parte que otorga votos. La de las inversiones y los presupuestos.
Se queda la vieja guardia de la moción de censura. Robles en Defensa, Duque en Ciencia, Celaá en Educación, Montero en Hacienda, Grande Marlaska en Interior, Ribera en Medio Ambiente, Calviño en Economía, Calvo en Presidencia, Maroto en Industria y Ábalos en Fomento. Por cierto, todos tienen  biografía oficial menos el último citado.  Se oculta piadosamente.
 Cultura y Justicia están por ver. Wyoming ha dicho que él desea.

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