Opinión

Huir por los tejados

Montserrat del Toro, era el 20 de septiembre de 2017, secretaria judicial del juzgado nº 13 de Barcelona y en calidad de tal formó parte del equipo de funcionarios del ministerio de Justicia que se personó en la consejería de Economía de la Generalitat para proceder a un registro ordenado por los tribunales. Ayer declaró en el Supremo sobre aquellos hechos que obligaron a la funcionaria a huir del establecimiento cercado por oleadas de manifestantes que los amenazaban gravemente. Salió de allí aterrorizada y desvalida a las 11’30 de la noche acompañada por el juez por el tejado del inmueble, porque los Mossos de Escuadra le denegaron el auxilio. La teniente al mando de la unidad de policía autónoma que prestaba servicio en aquel lugar, se negó en redondo a intervenir a pesar del ruego específico que realizó un teniente de la guardia civil cuyas fuerzas estaban siendo igualmente acosadas y hostigadas por una masa fervorosa a la que arengaban encaramados sobre los techos de varios vehículos judiciales los dos sujetos que se llaman Jordi y que hoy, recién convertidos al más fervoroso catolicismo están siendo juzgados por estos sucesos. La testigo declaró que el orden público estaba en manos de civiles todos ellos identificados con la escarapela azul que identifica al personal adscrito al Gobierno de Cataluña.
Ya bien entrado el siglo XXI, en una ciudad cosmopolita y europea como Barcelona, al amparo de un régimen político y jurídico plenamente democrático como es el nuestro, la ya ex secretaria judicial que continúa sin embargo en prestando servicio en otro departamento de la Administración de Justicia, ha tenido que declarar en el turno de testigos, a rostro cubierto, para evitar ser identificada puesto que reside en la ciudad donde se produjeron los hechos y tanto el ministerio fiscal como el magistrado que preside el tribunal decidieron que debería hacerlo así para preservar su seguridad, una decisión que protestaron intensamente los abogados que defiende a los procesados. En estas condiciones de anonimato en previsión de males mayores, Montserrat del Toro declaró haberse tenido que descolgar por la terraza de un edificio anejo y que pasó mucho miedo. Dijo que pasó un rato tremendo y que fue el juez quien la ayudó en una maniobra muy arriesgada que no olvidará en su vida.
Mucho más no se puede decir…

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