Opinión

La hora de la verdad

Los disparates cometidos de modo individual en algunas demarcaciones en las que necesitaban votos, por ciertos aspirantes a escaño del PSOE, han terminado enlodando el tramo final de la campaña y colocando al propio presidente Sánchez en una situación muy desagradable. Para colmo de males, y como las desgracias nunca vienen solas, en pleno trecho postrero y a dos días de la noche electoral, ha saltado al camino la imputación de la Justicia que sospecha de cargos de relevancia en el socialismo andaluz y los acusa de estar detrás del secuestro de Maracena en Granada. Según la reconstrucción de la Guardia Civil, Noel López, diputado en el parlamento regional y número tres de los socialistas de Andalucía, indujo al secuestro de una concejala de este municipio llamada Vanesa Romero, simplemente para asustarla y que se le quitaran las ganas de seguir ahondando en un feo asunto de corrupción urbanística. El autor material del delito, un sujeto llamado Pedro Gómez pareja de la alcaldesa también socialista, contó que el plan se gestó en un restaurante de la localidad y en una mesa en la que se sentaron él y la alcaldesa, el concejal de Urbanismo, y el mismo Noel López que fue quien propuso darle un susto a Vanesa Romero escenificando un secuestro. López le encargó el trabajo a Gómez prometiéndole que no le iba a pasar nada por su condición de bipolar, y Gómez lo llevó a cabo. Es como una película de López Vázquez y Gracita Morales pero en la vida real.

Mucho me temo que al PSOE le está venciendo el miedo y le pueden los deseos de renovar sus cargos en algunas plazas y de conquistar algunas otras necesarias para mantener cuotas de poder y sostener presencia en las diputaciones. No pintan bien los datos que se manejan desde el poder y la trascendencia de esta consulta electoral es cada vez más intensa y más aún visto el proceso desde los ojos analíticos y críticos de la Moncloa. Sánchez se ha ido a dar vueltas por el mundo mientras sus tropas se ponían en ruta para convencer al personal por los caminos de España, y al final de este peregrinaje las cuentas no salen y hay que forzar la máquina. Se ha forzado en exceso y las cosas se han ido de madre.

Ya queda poco para que el calvario acabe. Hoy es jornada de reflexión y mañana, la hora de la verdad.

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