Opinión

El relato y sus consecuencias

Si bien ciertas opiniones incluso de profesionales de la información aspiraban a un acuerdo de último minuto, lo cierto es que, en consonancia con el pálpito compartido por la mayoría, no se produjo el consenso y Pedro Sánchez se presentó ante el Rey para comunicarle que no contaba con los apoyos necesarios para aspirar a constituir Gobierno. No es cierto pero así lo ha decidido el vencedor de las pasadas elecciones. A partir de una moción de censura amparada por una sorprendente carambola que se escenificó en abril, el país ha sido víctima de la legislatura más idiota entre dos siglos, y el comportamiento de sus políticos ha resultado tan triste y decepcionante que  vamos a enfrentarnos en un año a cuatro consultas. Un cálculo aproximado indica que la que se prepara va a costar 140 millones de euros solo en el procedimiento sin contar en esta cifra la correspondiente subvención a los partidos. Un desastre se mire por donde se mire.
Pero si bien todas las formaciones y todos sus representantes tienen responsabilidad en este fracaso histórico, los hay más responsables y los hay menos. Porque si se trata de dar a cada uno lo suyo, habrá que iniciar este turno de adjudicaciones por aquellos que más se lo han merecido. Pedro Sánchez se encontró en abril sorprendente ganador de una moción de censura que conquistó –como hizo el Cid sujeto a la silla de su caballo “Bavieca”- después de muerto. Un juego extraño y la posibilidad real de que Rajoy entendiera lo complejo del panorama y decidiera no presentar batalla y marcharse a casa, le otorgaron lo que más ambicionaban él y su pareja. Avecindarse en la Moncloa convertidos en una suerte de matrimonio Obama a la europea. Forzado por sus hipotéticos socios los independentistas catalanes hubo de convocar elecciones y las ganó, aunque no por mayoría. Por tanto, Pedro Sánchez era el primer candidato a conformar una opción de Gobierno. Los analistas políticos que todo lo saben, los electores que todo lo deciden, sus propios compañeros de partido, algunos de los cuales no se explican su comportamiento, los diputados con los que comparte la Cámara, sus afines y sus rivales políticos, desmenuzarán este triste periodo y sus consecuencias. Y también lo analizará la Historia. Y unas futuras urnas, a la que hoy se acoge Sánchez suponiendo que, erigido en mártir y genio incomprendido, obtendrá el mejor rendimiento. Pues eso, ya lo veremos. El “relato” tiene cada vez menos sentido.

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