Opinión

El lindo gatito

Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta de los Ramos aúna en sí misma un amplio catálogo de aspectos que contribuyen a conformar un perfil nada convencional. Cayetana es marquesa de Casa Fuerte, -un título otorgado a sus antepasados por el mismísimo rey Felipe V- y es historiadora por la Universidad de Oxford y periodista por la Complutense de Madrid. Posee tres nacionalidades –es española, argentina y francesa- se casó con un conde del que acabó divorciada con dos hijas hace un año, y ha trabajado en la Cope, en El Mundo y como analista en FAES, la fundación que preside José María Aznar. A día de ahora mismo, es diputada al Congreso del Partido Popular por la circunscripción de Madrid donde ostentó el número 9 de sus listas,  y portavoz de dicho grupo popular en el Hemiciclo. Muchas voces dicen que si el PP consigue aglutinar una mayoría que le otorgue posibilidad de Gobierno, ella será la nueva joya de la corona de este equipo. El otro día, y guardando las distancias debidas, un veterano militante popular me dijo en la playa que muy al contrario, si Casado es capaz de ganar unas próximas elecciones, la decapitará mandándola a Cataluña de vuelta para que se entierre a sí misma allí luchando a brazo partido en territorio comanche. Yo nada tengo que decir porque, por fortuna, cada vez entiendo menos de política.

Todas estas consideraciones tienen, naturalmente, como misión despejar un par de objetivos. El primero de ellos es demostrar que, en contra de lo que se empeña en propagar alguna parte de la izquierda, Cayetana Álvarez de Toledo no es en modo alguno tonta perdida sino una mujer muy lista, quizá demasiado lista. Y en segundo lugar, quiere hacer partícipe a todo el que quiera escucharlo, que su condición de verso suelto del que con frecuencia presume a veces le juega malas partidas. Por ejemplo, nunca debió decir lo que dijo de Pablo Iglesias y su familia ni debió atizar la fogata de la recriminación mutua porque no hace falta hacerlo. La tensión en el Parlamento se atiza sola y el equipo gobernante ejecuta cada jornada un paso de ballet para meter al país en un lío del que el coronavirus no es el principal responsable por una vez desde hace  ochenta días. 

En todo caso, y como aviso de zorro viejo que es lo que ya soy, yo no menospreciaría  a Cayetana Álvarez de Toledo. Bajo un rostro de lindo gatito se esconde una pantera negra. Y las panteras comen de todo.

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