Opinión

El dragón dormido

La inestabilidad y fragilidad del mapa político y la muy precaria calidad de los políticos que lo pueblan, han conseguido cimas de absurdo difícilmente igualables que hubieran hecho palidecer de envidia a los mismísimos hermanos Marx. Rizando todos los rizos del disparate, en las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023 ha irrumpido nada menos que ETA, como factor desestabilizador y elemento inmundo capaz de poner perdido todo lo que toca como no puede ser de otro modo en la repugnante historia de una banda de asesinos que trató de disimular sus ansias criminales bajo una absurda capa de razonamientos políticos. Como no tenía bastante este desgraciado país nuestro que ha entregado más de medio siglo de su reciente existencia a la bárbara presión de un grupo salvaje, quince años después de que semejante barbarie sucumbiera ante la presión irrevocable de leyes, jueces y policías, un ámbito manipulado ha conseguido resucitar al dragón dormido. Ni aposta se puede cometer una majadería semejante.

Nuestra compartida incompetencia para resolver problemas de convivencia se manifiesta con espontánea facilidad en situaciones como esta absoluta incongruencia a la que nos está sometiendo una situación que nosotros mismos hemos provocado abriendo de par en par las puertas a una generación de pistoleros que nunca jamás han mostrado ni un ápice de arrepentimiento. No solo hemos abierto las puertas de un sistema irreprochablemente democrático a los residuos de una banda armada que mataba sin descanso e indiscriminadamente, sino que, una vez que el tema parecía zanjado y aquellos restos estaban purgando sus crímenes entre rejas, mira por dónde los hemos vuelto a recuperar para introducirlos en el torrente institucional adormeciendo la frustración y el miedo que pasamos y anestesiando la memoria de sus víctimas. Y ahí están, sembrando la discusión y la polémica en un escenario que debería estar libre de su influencia. Alguien por desgracia ha puesto el despertador, los ha despertado y el dragón asoma la cabeza por la gruta. Alguien ha pactado con ellos y los ha vuelto a colocar en el disparadero. No tenemos remedio.

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