Opinión

El acto y las consecuencias

Uno de los casos que manifiestan con mayor pertenencia el carácter irresponsable de la gente cuando adopta comportamientos determinados sin atender a sus consecuencias es el que ha protagonizado Juana Rivas, la joven andaluza que ha de responder a un delito de secuestro de los hijos habidos con su pareja, un súbdito italiano. Tal es el grado de inconsciencia mostrado por esta madre –tomada en su momento como ejemplo por colectivos feministas que la han abandonado miserablemente cuando las cañas se han hecho lanzas- que hasta el propio juez que la estaba juzgando se hacía cruces al comprobar el grado de insolvencia que estaba mostrando en el caso su asistencia letrada: “pero señora –le reconvenía sorprendido el juez Piñar a la acusada durante la vista misma, según se observa en las imágenes que se poseen de la sala- ¿es que a usted nadie le ha dicho que podía estar cometiendo un delito?”. Ella niega con la cabeza observando la escena con enorme preocupación… “Pero vamos a ver, –continúa el magistrado- usted me dice que tenía cuatro abogados asesorándola. ¿Y en qué la han asesorado?, porque digo yo que los abogados suyos le habrían podido decir que esto de los recursos está muy bien, el Tribunal Constitucional y todo lo que usted quiera, pero que tiene que entregar a los niños, señora, que si no la pueden meter en la cárcel… Ya ve usted dónde la han llevado”
Juana Rivas se enfrenta a una pena de cinco años de prisión  y los abogados que la aconsejaron habrán cogido el tren ya de anochecida y ahí te quedas. Ha tomado el olivo también aquella mujer que manejaba mucho, meneaba mucho los brazos, se hizo dueña de la palabra y no dejaba que la pobre Juana dijera una palabra. Una tía muy sobrada y muy despachada, que debió ser la capitana de este equipo de asesores de circo que aconsejaron a Juan que presentara una catarata de denuncias –todas ellas falsas- en el cuartel de los “carabinieri” del pueblo donde residía, hasta el punto de que el comandante del puesto, harto de aquella loca española, le advirtió que no cursaría ni una más si no estaban debidamente documentadas. 
Qué bien nos iría a todos si calibráramos antes de cometerlos, el alcance de nuestros actos.

Te puede interesar