Opinión

Del FMI líbranos Señor

A consecuencia de las muchas y dudosas anécdotas que han salpicado su ya de por sí dilatada existencia, siempre he tenido en poca consideración el FMI, lo que entiendo puede ser considerado como una osadía, teniendo en cuenta por otra parte que si existe en el mundo un sujeto que no tenga ni la más remota idea de lo que es la economía, este sujeto es un servidor de ustedes. Pero en mi descargo he de decir que he procurado salvar mis abundantes lagunas de conocimiento aplicando la táctica del búho, que consiste en fijarse mucho. Del FMI sé que se fundó en 1944 y que setenta y cinco años después de su fundación tiene muchísimo dinero (casi ochocientos mil millones de dólares según datos publicados en la red), una gran libertad para invertirlo en lo que estime conveniente, una figura no exenta de glamur a su frente, una sede sumamente apetitosa en Washington, sueldos fantásticos, mucho poder y escasa fiscalización. Nadie sabe exactamente quién nombra a quien lo gobierna, y el que lo gobierna se convierte inmediatamente en uno de los personajes más poderosos e influyentes de la tierra. Una canonjía inigualable.
Hay datos demoledores. El día que  este cónclave casi papal sin rostro ni obligaciones nombró  a Dominique Strauss-Kahn como director del FMI, los perspicaces periodistas de Washington, que han bregado con todo lo que mueve y tienen más conchas que los galápagos, torcieron el gesto y dijeron “Han metido el zorro en el gallinero”. El famoso político francés las montó cuadradas durante su mandato y acabó detenido en una comisaría  de Nueva York bajo la acusación de haber querido violar a la camarera que hacía su habitación en el Hotel Sofitel de esta ciudad. Kahn arrastra un dossier de escándalos sexuales y monetarios con el que puede empapelar la Torre Eiffel, pero no olvidemos que director del FMI ha sido Rodrigo Rato –quien dimitió por sorpresa cuando en 2014 ostentaba el cargo y salió huyendo sin razón aparente- y tampoco ha salido indemne de este polémico puesto Christine Lagarde, ex nadadora de sincro y economista estrella. Hoy, el puesto lo ocupa Kristalina Georgieva, una búlgara de perfil ni mucho menos tan mediático. El FMI advierte apocalipsis económico en lontananza pero lo cierto es que de estas cosas, el FMI siempre se ha enterado tarde, mal y arrastro. 

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