Opinión

Del calor a la vergüenza

Vivimos un tiempo en el que el dinero manda y da igual donde eche uno la mirada, seguirá mandando sea en el lugar que sea. Ha comenzado estos días el Campeonato Mundial de Atletismo, y puestos a imaginar un lugar del mundo donde un campeonato de atletismo no debería celebrarse, ninguno más como Catar, un pequeño emirato situado a orillas del Mar Rojo al que una gran parte del mundo supone base del terrorismo islámico internacional cuya financiación está en manos de personajes de poderío económico ilimitado e influencia portentosa. En Doha, la capital del país, tiene su cuartel general el famoso y sospechoso canal de televisión Al Jazeera. Doha no solo es sede de la máxima competición de Atletismo sino que la FIFA le ha concedido la organización del Campeonato Mundial de Fútbol de 2022. La situación es así de incomprensible pero el dinero de los yacimientos de petróleo lo puede todo.
Durante las primeras jornadas de esta competición hemos asistido a situaciones  que si no fueran tan dramáticas habrían superado largamente el ridículo. La imagen de un atleta al borde mismo del colapso entrando arrastrado por los brazos de un compañero de prueba, ha dado la vuelta al mundo. El viernes por la noche se celebró la maratón femenina que acabó en un escandaloso esperpento. Correr de noche a 34 grados de temperatura y un 80% de humedad produce, según los expertos, una sensación térmica de 41 grados de modo que la prueba –corrida como si se cursara en el interior de una sauna- se resolvió con una escabechina. Treinta atletas se retiraron, muchas de ellas llegaron en ambulancia o en sillas de ruedas a la línea de meta, otras entraron en estado de shock, y el centro de atención médica se colapsó. La vencedora hizo el peor tiempo de la historia. Acababa de corre la prueba una semana antes en un escenario razonable. En Doha tardó casi veinte minutos más.
Si no ocurre ninguna desgracia en esta cita,  los responsables de esta vergüenza no tendrán más tarea que lavar sus conciencias. Si el asunto termina peor habrá que juzgarlos. En estas condiciones se celebrarán los campeonatos de fútbol. Con una particularidad. Se jugarán en invierno para que los participantes no se mueran. Y por consiguiente, todas las ligas nacionales se interrumpirán para celebrarlos. El dinero lo puede todo y muchos se habrán convertido en millonarios tras esta verdadera mierda. 

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