Opinión

De usar y tirar

Para que vean lo transitorio que es todo, el presidente del Gobierno acaba de destituir con carácter fulminante a Fernando Garea como presidente de la agencia EFE dieciocho meses después de haberlo nombrado. La fugacidad de su gestión tiene necesariamente un motivo que provoca el cese. Una decisión que, naturalmente,  firma y certifica el mismo tipo que en julio del año pasado lo había nombrado y que es repetición de todos los episodios anteriores en esta y en otras administraciones en las que se nomina y se fulmina a un periodista al que se considera amigo, simpatizante, socio o muy cercano para que una fuerza gobernante deposite en él la responsabilidad de un cargo desde el que se ejerce una poderosa influencia. Un cargo que se arraiga en un material altamente inflamable y con frecuencia expuesto a la obtención de otros fines menos nobles. Es decir, la información. Mientras cumplas sigues.

Los periodistas somos, o eso me parece a mí para mi enorme desgracia, unos sujetos con los que se juega muy cómodamente a las tabas. Los que ejercen el poder necesitan de su presencia para beneficiarse de los medios públicos, y si la derecha ha abusado con frecuencia de semejantes actividades, la izquierda nunca le ha ido a la zaga. De hecho, se comporta en este sentido incluso con mayor largueza, porque la derecha conserva algunos niveles de rubor y prefiere que no le saquen los colores, y a la izquierda eso de los colores le trae sin cuidado. Prefieren pasar un sofoco a perder el control del mensaje y la palabra.
Rosa María Mateo en RTVE mantiene su cargo a pesar de que es en realidad una interina designada con carácter transitorio hasta en tanto no se establecieran las bases de una elección regulada y democrática. Pero esa elaboración del pliego de condiciones se ha suspendido en el tiempo y ahí sigue quien el presidente del Gobierno decidió que rigiera con carácter omnipotente los destinos de la cadena pública de radio y televisión.  Garea ha tenido menos fortuna, porque no ha acatado la mansedumbre y se ha revelado. Ha durado por tanto un año y poco y ha sido defenestrado y sustituido por un personaje más afín –la veterana Gabriela Cañas- que durará lo que duren sus fidelidades.

Visto desde el burladero, han convertido nuestro oficio en una mierda. Pero gran parte de la culpa la tenemos nosotros.

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