Opinión

De película

Recuerdo las escenas finales de una vieja película italiana en blanco y negro en la que uno de sus personajes, sospecho que encarnado por el genio Mastroniani, se despedía a voces de una mujer espléndida que lo había dejado tirado como un trapo al borde de un largo tramo de muelle. Mientras la figura impresionante de la dama se perdía poco a poco en lontananza contoneándose despacio sin volver la vista atrás, Mastroniani desesperado, tiraba al suelo su chaqueta y aullaba. “¡Maldiiita, maldiiita… la que nace zorra, zorra se muereeee!”. Y caía de rodillas llorando en el suelo.
Son palabras salvajes que brotan en torrente y que tiene  su perfecta aplicación en Bildu a la vuelta de medio siglo. Y es que el que nace en calidad de lo que nace, hace lo que le dictan las normas de su nacimiento, y muere en sintonía. Y Bildu nació como nació y se porta como se porta, y morirá como debe morir porque esos comportamientos que ha tenido durante la sesión de la Cámara vasca son los que le corresponden y no son otros. Si alguien creyó que estos sujetos de pasado de plomo se avendrían a reconciliarse, estaba listo. No en vano, tiene los genes de los que han crecido y se han recocido en el seno de ETA, y por mucho que cambien las cosas, los genes de ETA son genes criminales que salen y se disparan –nunca mejor dicho- cuando menos se piensa. El portavoz de esta formación -aparentemente plegada a los designios de un ámbito democrático- ha sacado a pasear su lado oscuro que es el que le atañe. Este tal Julen Arzuaga, que tiene 47 años y que por tanto no había nacido cuando se estrenó aquella película, ha volcado la hiel amarga y negra suya y de sus antepasados esa que lleva dentro.
Lo más doloroso es que el Gobierno que habita en Moncloa se hubo empeñado en contar con Bildu para sacar adelante sus designios, hasta que esta representación terrorífica de sus anhelos no cumplidos vuelve a recordarnos a todos y al Gobierno también, lo que decía Marcelo Mastroniani en aquella película. Tarde lo ha entendido este Gobierno de moción de censura, al que no le ha importado contar con Bildu mientras los herederos de aquella banda siniestra permitan sus objetivos. Isabel Celaá es vasca y sospecho que los conoce bien. Pero debe tener orden de hacerse de nuevas.
 

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