Opinión

Las cuentas del collar

Tiene razón alguien que lo ha detectado al vuelo y ha sido capaz de ensartar los episodios que se están produciendo como si fueran caracolillos, dispuestos para formar un collar. En Madrid había ayer tantas ganas de salir a la calle a la caza y captura de una cerveza fría de esas que forman una corona de espumita y siembran de gotas heladas los bordes de la copa, que hubo quien madrugó para asegurarse un asiento en la terraza más próxima para hacerle los honores a la primera caña tirada como Dios manda desde hace casi setenta días, los que llevan los madrileños confinados en sus respectivos domicilios. Ese acento de liberación que otorga el pase a la fase 1 en la que Madrid se encuentra ya, y que por fin permite las carreras por el Retiro y el aperitivo al aire libre, ha coincidido con el cese fulminante del coronel Pérez de los Cobos, veterano guardia civil curtido en la lucha contra ETA al que Grande Marlaska ha destituido de un día para otro sin que exista un motivo oficial concreto para el relevo. La pérdida de confianza, -dice el parte instruido desde Moncloa- es lo que oficialmente le ha costado el puesto al responsable máximo de la Benemérita en la comunidad de Madrid, pero las lenguas de doble filo hablan y no paran del informe elaborado por su equipo en torno a la manifestación del día 8 de marzo, Día de la Mujer, encargado por orden del juzgado que investiga los hechos que han puesto en una situación muy delicada al delegado del Gobierno, acusado de prevaricación por permitirla. Pérez de los Cobos es uno de esos altos oficiales de la Benemérita que aparece como perejil de todas las salsas, será por el color del uniforme del cuerpo. Fue quien organizó y mando el operativo que liberó a Ortega Lara, pero también coordinó la operación Copérnico que desplegó cerca de seis mil efectivos en Cataluña para frenar el Referéndum ilegal y fue, durante un tiempo, máximo responsable del gabinete de Pérez Rubalcaba cuando era ministro. Sus relaciones con Fernando Simón dicen también que no eran precisamente buenas.

Esta cadena de situaciones distintas y aparentemente distantes se conjuga razonablemente bien con un giro  de 180 grados en la política del Gobierno, que ha dado luz verde a la Liga de Fútbol y ha retirado el principio de cuarentena para visitantes exteriores una semana escasa después de establecerla. Nada conjuga para que todo conjugue. O sea, lo de siempre.

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