Opinión

Causa justa, partidos y bullanga

Entre los muchos aciertos y excelentes resultados de la masiva manifestación protagonizada por colectivos de mujeres celebrada en varias localizaciones del territorio nacional el pasado viernes, tres o cuatro detalles me han parecido desafinados. Especialmente, el desgraciado papel desempeñado por los partidos políticos, cuya participación en cualquier cosa se encarga de ponerlo todo perdido. La ausencia del PP en esta cita me resulta tan torpe como inconveniente, y me demuestra por enésima vez que el partido conservador va dando bandazos bajo la dirección de  Pablo Casado al que supongo un líder ocasional. Digo esto si es que el PP desea recobrar su nivel de aceptación en la sociedad española. El PP de Casado no puede desmarcarse de un proceso masivo como este movimiento que agrupa a mujeres de toda condición luchando por una causa justa como es su equiparación en todos los órdenes  sociales. Y su torpeza en el desarrollo de estrategias políticas ha logrado que la izquierda se apropie indebidamente de esta mencionada causa.
Se trata de una foto fija que compite en estampa impresentable con el sainete de las ministras del Gobierno y la mujer del presidente Sánchez botando como fans de una estrella del rock durante una manifestación a la que concurrieron para protestar contra ellas mismas, lo cual es tristemente paradójico pero así es en realidad. La manifestación del viernes se llevó a cabo para exigir a los poderes públicos medidas reales para suturar la brecha salarial, equiparar funciones e igual oportunidades. Se da la circunstancia que los poderes públicos son ellas mismas y si en estos precisos instantes tales condiciones no se dan, las culpables, en gran medida,  son ellas y los centros de decisión a los que ellas pertenecen y que tienen la obligación de controlar. No es la primera vez que sujetos de un Gobierno participan en protestas ciudadanas. Nadie se pregunta cómo se acepta su presencia en actos en los que se denuncian situaciones a las que ellos mismos deberían poner freno.
Tampoco me gusta que estas convocatorias deriven en aires de jolgorio, desmadre y carnavalada porque no es a mi juicio este envoltorio el que mejor les corresponde. A mí juicio, la causa de la igualdad femenina es lo suficientemente seria y lo suficiente grave como para que se reivindique en el marco de un sarao. Quizá no sea trascendente el hecho pero tampoco hay que dejar que los árboles ocupen el bosque.

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