Opinión

Calidad de vida

El concepto calidad de vida es en efecto un argumento ambiguo que cada un interpreta como mejor le acomoda y que ha estado muy presente en el discurso político hasta que las bondades de la economía de libre mercado lo redujo al mínimo porque la calidad de vida era un hecho cotidiano y quien más y quien menos disfruta de ella y aún incluso dilapidaba el concepto con la misma generosa irresponsabilidad que dilapidaba los propios recursos que poseía.
Hace unos años, en plena explosión social y financiera a la caza del bienestar y consumo, las circunstancias mandaban abusar de la calidad de vida viviendo precisamente por encima de las posibilidades de cada cual y presumiendo a la vez precisamente de ello. De calidad de vida. La gente se compraba un coche nuevo cada dos por tres y se marchaba a pasar quince días en Cancún y eso, a todos los efectos, calidad de vida. El concepto es el concepto que dijo el gran Manolo Manquiña, y por aquellas fechas el concepto “calidad de vida” cayó en desuso simplemente porque todo el mundo lo tenía. Y de pronto se pinchó la burbuja y pasamos de jugar en la Champion del poder económico y financiero mundial como dijo un día Zapatero –al que Pedro Solbes enseñaba Economía en sus horas libres- a rascar en el culo de los contenedores. Varió por completo el concepto “calidad de vida” y se convirtió en “espíritu de subsistencia”. Como el escenario había cambiado para mal y se había vuelto dramático, los políticos comenzaron a huir de él como de la peste porque más valía no mentar la bicha. Antes no se mentaba simplemente por obvio y ahora no se mentaba porque daba miedo.
En estos nuevos tiempos sociales y políticos que corren, el significado del concepto vuelve a ser ambiguo y todo el mundo procura utilizarlo con prudencia para no pisar el rabo del león dormido. Es verdad que la erosión de las condiciones socioeconómicas ha variado mucho, y sin duda son mucho peores. Por tanto, el nivel de exigencia es mínimo. La gente se contenta con lo que buenamente tiene y se felicita de poder vivir todos los días y si se tercia y algo queda, poder darse algún gusto al cuerpo sin excesos ni explosiones.
Yo no me puedo quejar en absoluto y me felicito de mi calidad de vida cada día. Mi nivel de exigencia es muy accesible, claro está. Buena familia, buenos amigos, una caña, una de boquerones y una canción de los Beatles.
 

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