Opinión

La balada del centro político

Los expertos en teoría política atribuyen al general Leopoldo O’Donnell, la condición de fundador del centro: no solo como argumento ideológico sino como doctrina parlamentaria y punto de partida para una opción de gobierno. Paradójicamente, el progresismo estuvo durante una gran parte del siglo XIX en manos de militares –líderes de este pensamiento fueron, aunque suene ahora disparatado, personajes como Espartero, Serrano o Prim- y uno de aquellos generales, el canario medio irlandés O’Donnell, concibió una alternativa que fuera equidistante entre estos y los moderados de Narváez y que en 1858 bautizó como Unión Liberal, con la que obtuvo varias veces la presidencia del Gobierno. En realidad, la construcción de una verdadera opción política estructurada partiendo de una idea inteligente pero muy difusa que O’Donnell estaba manejando desde su intervención en el levantamiento de Vicálbaro del 58, se debe  a un joven malagueño recién llegado a Madrid, brillante y muy listo llamado Antonio Cánovas del Castillo, que imaginó para el general no solo el ideario del nuevo partido sino incluso el nombre que llevaría. El conocido como “Manifiesto de Manzanares”, que fue el punto de partida del O’Donnell político, lo redactó Cánovas desde la primera hasta la última línea.
Desde entonces y hasta Adolfo Suárez probablemente, nadie se mostró con la sensibilidad y la inteligencia necesaria para instalarse en el centro político, sobre todo porque es una situación de lo más sugestiva, de lo más necesaria, de lo más gratificante, pero también condenadamente difícil, en un país vocacionalmente inclinado a elegir o blanco o negro. De hecho, los intentos de captar ese espacio de equilibrio no fraguaron aunque muchos intentaron hacerse con él tanto durante la Monarquía como durante las dos aventuras republicanas. Castelar soñaba con una República unitaria liberal y centrista, Canalejas murió asesinado mirando el escaparate de una librería mientras imaginaba las ventajas de una opción de centro izquierda. Y así…
Ninguno de nuestros líderes políticos actuales ha sabido interpretar este viejo anhelo que sigue sin dueño. Rivera es quien está más cerca, pero se está liando y así no hay manera.

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