Opinión

Apunte del natural

esconozco qué pasará después de que conozcamos la sentencia que aguarda a los presos independentistas participantes en los hechos ocurridos en Barcelona el 1 de octubre de 2017. Ayer mismo, el gobierno de la Generalitat abrió expediente al director del centro penitenciario de Lledoners por haberse negado a mantener los privilegios de los que disfrutan allí los internos independentistas, lo que vienen a confirmar la sospecha de que el gobierno de Cataluña está abiertamente a favor de los implicados –llevan en prisión preventiva, primero en cárceles de la comunidad de Madrid y más tarde las de Cataluña, dos años desde su orden de ingreso- especialmente mientras se mantenga el reparto de escaños que prima una mayoría de carácter independentista. Quim Torra, su presidente, ha superado cualquier límite de tolerancia y libre expresión incitando a la desobediencia civil desde su condición institucional antes incluso de conocer el contenido de esta sentencia, mientras el presidente de su Parlamento convoca sesiones con el único objetivo de apoyar las expresiones de la mayoría soberanista en detrimento de la oposición constitucional, alguno de cuyos miembros ha sido expulsado de la sala por expresar su disidencia. Ambos juegan al ratón y al gato con las ordenanzas de los tribunales de Justicia nacionales en la exhibición de pancartas de apoyo a los internos y lazos amarillos, y las investigaciones de la Guardia Civil demuestran la estrecha relación existente entre los comandos de CDR que fabrican petardos caseros y el propio gobierno de la Generalitat. La respuesta a esas investigaciones es la petición de los parlamentarios que conforman la mayoría, de la expulsión de la Guardia Civil de territorio catalán. Este es el apunte del natural que sugiere Cataluña.

El panorama parece lo suficientemente grave –y más grave lo será tras la publicación de la sentencia- como para plantearse desde las instituciones nacionales y el Gobierno, sea o no provisional, un protocolo de respuesta. Y mientras, la región sigue en manos de unos dirigentes que no han aprobado ni una sola medida ni han desarrollado una actuación de gobierno en más de dos años. Se empobrece y se desangra cada día. Ellos lo sabe, pero eso es lo que menos les importa.

Te puede interesar