Opinión

Ronaldo, yo sí te creo

Quien conozca clubes nocturnos de Las Vegas como el lujoso Rain Nightclub, en el hotel Palms Casino Resort, recordará a las muchas chicas impresionantes que merodean como “public relations”, PR, que cuando ven una tarjeta sin límites Centurion Card suben con ella a las suites para culminar la fiesta.
 Hace nueve años, en la madrugada del 12 de junio de 2009, el jugador portugués de fútbol Cristiano Ronaldo, que acababa de ser vendido por el Manchester United al Real Madrid por 94 millones de euros, pasaba uno noche allí con Paris Hilton, heredera de hoteles con su apellido.
A la noche siguiente Cristiano inició una nueva aventura con la muy sensual PR Kathryn Mayorga, de 24 años, que supo incendiar al Centurion europeo de origen muy humilde, que sólo podía permitirse unos pocos días de locura antes de irse a España.
Jugueteó con su excitación, como se ve en unos vídeos, hacerlo era su profesión, y se fue a su suite en la que, por lo que ella testificó, estaba en ropa interior cuando el futbolista la violó.
¿Necesitaba Ronaldo violar a una profesional de las noches para ricos en Las Vegas que voluntariamente se había quedado en ropa interior tras los ardorosos protocolos en el club?
Chantaje: dinero fácil. Agobiado por el tiempo, la fama y estar en otro país, Cristiano habría accedido a pagar 375.000 dólares por el silencio ante una denuncia de la pícara PR, que hoy presentan sus abogados como virginal inocente.
Quiere volver a cobrar, esta vez mucho más, porque puede hundir la imagen de quien recibe del fútbol solamente el 12 por ciento de sus 400 millones de euros anuales ingresados por numerosas empresas a las que vende su potente imagen.

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