Opinión

Lideresas

Ninguna democracia, posiblemente, ha presenciado una lucha tan dura entre mujeres por un liderazgo como la de Soraya Sáenz de Santamaría, exvicepresidenta del Gobierno, y María Dolores de Cospedal, exministra de Defensa, rivales para presidir el PP y competir después por la presidencia del Gobierno español.
 Tienen cinco contrincantes varones, entre los que destaca Pablo Casado, pero la mayoría de los dirigentes del PP cree que vencerá una de ellas, Sáenz de Sanmtamaría, de 47 años, o Cospedal, de 52.
 La que sea competirá por la presidencia del Gobierno con tres hombres, Pedro Sánchez, 46 años, del PSOE y jefe del Gobierno ahora sin haber ganado las elecciones, Albert Rivera, de Ciudadanos, 39, y Pablo Manuel Iglesias, de Podemos, 40.
 Según los códigos que impone la igualdad de género resulta que es el partido conservador el que ha aceptado ser dirigido por mujeres, a las que está dispuesto a estregarles España, mientras que paradójicamente los llamados progresistas y feministas siguen bajo el macho jefe.
 Rivera parece de los tres el menos agresivo, y los otros dos, aunque se rodeen y exhiban entre señoras, presentan un lenguaje no verbal de machos alfa, jefes de manada, mirando, levantando la cabeza, perfil retador, hinchados, moviendo las manos y el cuerpo, pavoneándose al sentarse.
 Este retrato permite señalar un PP feminista al aceptar mujeres como líderes absolutos, y además tan implacables en la lucha entre ellas y contra ellos como lo eran los hombres hasta ahora.
 Otra es que el feminismo militante, que debería aplaudir que la mujer logre la igualdad en los puestos de mayor responsabilidad, calla porque prefiere a cacareantes machos alfa a que haya lideresas que no sean de izquierdas; y eso no es feminismo, sino viejo y fiero dogmatismo.

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