Opinión

La ira de Borrell

La airada salida de tono y de un plató de la televisión pública alemana de Josep Borrell ante el provocativo interrogatorio policial del periodista Tim Sebastian, ignorante en cuestiones españolas, fue un gesto antidiplomático que expresaba su ira al ser agredido en su dignidad, más que como ministro de Exteriores, como ciudadano español.
 Luego volvió. No debería haberlo hecho, aunque pudo decirle a Sebastian que no sabía nada de España ni de nada del separatismo catalán, al que este émulo de Puigdemnont parecía representar.
 Ocurrió esta última semana. Borrell aceptó una entrevista con este periodista de 62 años que protagoniza el belicoso programa “Conflict Zone”, quizás por ser especialista en las guerras del Oriente cercano. 
 Estando en una televisión alemana Borrell debería haberle preguntado si el interrogatorio era para la Stasi o para la Gestapo.
 Periodistas como Sebastian contaminan con extraños prejuicios la imagen de España poniendo a los separatistas como víctimas de un país opresor que actúa como una dictadura, lo que se explica por:
 1.- La persistencia de la Leyenda Negra, recosida con la memoria histórica de Zapatero a la del franquismo, cuando entre 1980 y 2004 España era ya para las opiniones públicas extranjeras una democracia ejemplar.
 2.- La torpeza de los gobiernos, que desde Zapatero no han prestigiado exteriormente el país.
 3.- Dos generaciones después, y traumatizados aún porque el franquismo colonizó los sentimientos patrióticos, muchos españoles creen que defender España es franquista. Para ellos es una de las peores democracias existentes, cuando los índices más acreditados la declaran de primer nivel.
 4.- Los ingentes fondos invertidos persistentemente desde 1999 por la Generalidad catalana pagando a políticos y periodistas de todo el mundo para desacreditar España han demolido paralelamente su imagen en numerosos medios del exterior.

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